¿Por qué latinas embarazadas no atienden su depresión?

De cada 10 mujeres latinas que dan a luz, cuatro experimentaron trastornos de salud mental, como la depresión materna. Sin embargo, la mayoría no recibe atención médica, según estudios especializados. Las madres en zonas rurales, como el Valle Central de California, enfrentan retos adicionales, incluido el estigma de solicitar servicios de salud mental. Daniela Rodríguez platicó con una madre que padeció depresión durante todos sus embarazos y nos cuenta su historia de resiliencia, desde Tulare, California.

Con una mezcla de alegría y tristeza Sandra Núñez me muestra una foto de su bebé, Kassandra, envuelta en una cobijita. Era su cuarta hija, que falleció al nacer.

“Here’s my baby, she looks like a little fish…”

(Aquí está mi bebé, parece un pececito).

Hace siete años, Sandra ya con 16 semanas de embarazo, un ultrasonido mostró que su bebé tenía labio y paladar hendido.

“Con lo que íbamos aprendiendo en los ultrasonidos, creo que it intensified la depresión”

La noticia agravó su depresión. Luego le diagnosticaron a Kassandra Trisomía 13, una rara condición genética que hace difícil que los bebés sobrevivan al nacer. Como Sandra trabaja en un centro de recursos, recibió terapia sin costo. Servicio que en ese momento estaban ofreciendo a la comunidad.

“Me daba hasta la oportunidad de que en mi lonche yo tuviera esa terapia con la consejera”

Eso la tranquilizó. Sin embargo, hace casi 18 años cuando nació su primer bebe, Sandra enfrentó depresión postparto.

“Con ganas de llorar, me sentía desesperada… No sabía exactamente qué era eso…”

Le pidió ayuda a su médico, pero se negó a darle medicación y no mencionó ninguna ayuda terapéutica.

“Mi doctor luego me dijo, ‘se te va a pasar’”

Según un estudio del Policy Center for Maternal Health, de cada 10 latinas en Estados Unidos 4 experimentarán un trastorno de salud mental. Y solamente un 35 por ciento reciben atención médica. Uno de los pocos lugares disponibles en el Valle de San Joaquín es el Centro de Consejería Familiar de Fresno.  

Rocío Arévalo dirige el centro y es terapeuta familiar. Señala cuál es uno de los estigmas que desaniman a las embarazadas latinas a buscar ayuda de salud mental.

“Es pensar que si vas con un terapeuta es porque estás loco”

Incluye también los altos costos de la atención médica privada, la dificultad o temores para acceder a recursos públicos. Además, en el Valle de San Joaquín, casi no hay terapeutas familiares que hablen español y sean culturalmente sensibles.

“No es sólo de atender, a la persona, sino también ver que todo esté coincidiendo productiva, positivamente con el bebe, o con los otros hijos que tengan también”

La doctora Rocío advierte que si no reciben terapia antes, durante y después del embarazo podrían sentir las consecuencias a largo plazo.

“Tú también estás desconectado durante todo ese proceso del embarazo. No sólo afecta eso, pero cuando ya tienes a tu bebé no tienes esa conexión“

La ansiedad y la depresión podrían afectar el desarrollo cognitivo y emocional de sus hijos. En casos graves, la madre puede llegar a tener pensamientos suicidas. Eso le pasó a Sandra durante su primer embarazo.

“Para yo ya no sentirme tan triste, tan mala.  Yo decía a lo mejor si yo no estuviera aquí…”

Después del nacimiento de Kassandra, quien falleció a las pocas horas, la terapia que aprendió Sandra le ayudó a sobrellevar el duelo.

“Las técnicas que me había demostrado la terapista las trataba de usar todo el tiempo para tranquilizarme, me sirvió mucho. Si no estamos bien, nuestra familia sufre también”

Por eso la terapeuta Rocío Arévalo insiste en la importancia de que las mujeres latinas que se embaracen, desde los primeros meses reciban terapias de salud mental si tienen síntomas de depresión y ansiedad.

“Es importante que lo hagamos costumbre, de que lo hablemos a diario”

Ahora el reto que tienen en áreas rurales como el Valle central de California, es que haya más clínicas y profesionales que ofrezcan el servicio.

Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Tulare, California, Daniela Rodríguez.

Foto (portada): Victor/AdobeStock

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