La vida te da sorpresas… la ironía existencial de una agente de CBP

De la redacción

La política estadunidense contra los inmigrantes no conoce fronteras. Y no se trata de fronteras físicas como las que separan a este país de México, por ejemplo, sino de casos tan inverosímiles como el de un agente de la Patrulla de Protección de Fronteras (CBP), que tras 20 años de procesar la deportación de quién sabe cuántos cientos o miles de migrantes e inmigrantes en dicho lapso, perdió su trabajo y ahora se halla él mismo a punto de ser deportado; sin haber matado a nadie, ni robado, o que se sepa cometido algún crimen ni tampoco haber violentado en extremo a ninguna persona que capturó durante todo el tiempo de su “servicio a la nación”.

La publicación Insider relata que tras casi dos décadas de trabajar como oficial de Inmigración para la agencia de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP), el agente Raúl Rodríguez, quien desde el año 2000 se dedicaba a procesar casos de deportación, no sabía que de pronto iba a ser deportado. Y es que hasta que se enteró de su caso tampoco sabía, o por lo menos eso dijo, que había nacido en México. Es decir, que no era ciudadano estadunidense.

La zaga de Rodríguez comenzó cuando intentaba ayudar a su hermano a emigrar de México.

De acuerdo con KRGV News, Rodríguez ha vivido en este país desde hace 5 décadas y trabajado para Inmigración por casi 20 años, procesando expulsiones, realizando cancelaciones de visas y casos de asilo (muy de moda por estos tiempos), así como cualquier cosa que tuviera que ver con procedimientos de inmigrantes en Estados Unidos. También había prestado servicio en las fuerzas navales estadunidenses y había sido desplegado en 5 ocasiones. Pero “Nunca antes había visto su certificado de nacimiento real y creía que había nacido en los EE. UU”.

Con todo, Rodríguez era consciente de las complejidades del proceso cuando en una ocasión trató de inmigrar a su hermano, quien vivía en Matamoros, Tamaulipas, el lado mexicano de la frontera en Texas.

Cuando el caso de su hermano estaba a punto de aprobarse, Rodríguez recibió una llamada de la Oficina del Inspector General (OIG). El padre de Rodríguez le revelaría más tarde que “en realidad había nacido en México”.

Las cosas sucedieron durante una investigación de la OIG, cuando Rodríguez solicitó la residencia en los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS). Pero su solicitud no fue procesada con la celeridad esperada, y declaró a la fuente que durante dicho proceso se hallaba constantemente nervioso, “mirando por encima del hombro”. Entonces perdió su trabajo.

Por su parte, KRGV News sostiene que el primer hecho devastador fue haber perdido los 100 mil dólares anuales que Rodríguez ganaba en la agencia federal de Inmigración.

Desde entonces Rodríguez y su familia han estado batallando económicamente. Su esposa también trabaja procesando solicitudes de inmigración y asilo, y ambos se hallan en un proceso de refinanciación de la hipoteca de su vivienda.

Pero el abogado de Rodríguez, Jaime Diez sostiene que el gobierno está aplicando a su cliente una ley caduca que data de 1996. “USCIS le está imponiendo una norma obsoleta con respecto a la falsificación de información (lo que Rodríguez creía que era su certificado de nacimiento real en Estados Unidos), en la solicitud de inmigración de su hermano… Los hechos recopilados no confirman la acusación de que Raúl Rodríguez presentó a sabiendas un certificado de nacimiento de Estados Unidos fraudulento. En un intento de ajustar el estado migratorio de su hermano”.

Desde entonces, dice el Insider, “la defensa de Rodríguez presentó una moción de reconsideración y planea impugnar el fallo en la corte si no tiene éxito”.

También están pidiendo ayuda a legisladores, como al congresista Filemón Bartolomé Vela, que representa al Distrito 34 de Texas y quien declaró: “Las políticas de Inmigración de esta administración se centran en la deportación, y eso está afectando directamente a las personas inocentes que merecen estar aquí”.

Pero este tema no es nuevo, y lleva décadas ejerciéndose contra los migrantes que buscan por vías legales ajustar su estatus migratorio, un proceso muchas veces sujeto a la subjetividad o el estado de ánimo en el momento en que los agentes procesan esos casos.

Ironías del destino, a Rodríguez lo vigilan ahora los mismos agentes de la Patrulla Fronteriza, las mismas personas con las que él trabajó■

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