Trump, el aspirante a rey y sus facilitadores

Este doble muro metálico de 10 metros de altura que separa a Tijuana, B.C. (Mx), de San Ysidro, California (EEUU), es parte de la política de la administración Trump que acaba de recibir un mega presupuesto en el Congreso por parte de los republicanos. Foto: Marco Vinicio González.
Resulta irónico que esta semana que se celebran los 249 años de la ratificación de la Declaración de Independencia creando los Estados Unidos de América y liberándose de la monarquía británica, tengamos un presidente que se cree rey y que ha ampliado de manera alarmante sus poderes ejecutivos, y uno de sus facilitadores es la propia Suprema Corte de la nación.
Con el fallo del pasado viernes vinculado a los planes del presidente Donald Trump de negar la ciudadanía por derecho de nacimiento a quienes nazcan en Estados Unidos de padres indocumentados, el Supremo no abordó la constitucionalidad de la propuesta de Trump.
Pero sí dejó sin efecto los fallos de jueces de tribunales federales de menor instancia que bloquearon la orden ejecutiva de Trump. Es decir, el Supremo determinó que los jueces no pueden girar fallos que apliquen a toda la nación (interdictos universales) sino limitarlos a los estados y jurisdicciones donde se hayan impugnado los planes del presidente.
En teoría estarían amparados de la orden ejecutiva los 22 estados, individuos y organizaciones que retaron la directriz de Trump. El Supremo determinó que todavía existe el remedio de las llamadas demandas de clase (colectivas) para impugnar y bloquear políticas federales que se consideren anticonstitucionales, como el caso que nos ocupa.
En otras palabras, aunque el caso sobre la ciudadanía por derecho de nacimiento seguirá su curso, el fallo del Supremo favorece los planes de Trump en este y otros temas, ya que restringe la capacidad de los tribunales de menor instancia de bloquear acciones ejecutivas que se consideren anticonstitucionales o ilegítimas.
Y es todavía más preocupante porque aunque los casos que sean apelados volvieran al Supremo, el máximo tribunal de mayoría conservadora tiende a fallar a favor de Trump. Es la misma corte que le otorgó inmunidad al presidente y que ahora lo favorece al minar los poderes de la judicatura.
Trump realmente ha ido controlando todo los poderes, no únicamente el Ejecutivo. El Congreso, de estrecha mayoría republicana es un sello de goma de Trump donde legisladores sin espinazo (carácter) anteponen la agenda política del presidente a los intereses de sus representados y de los votantes que los colocaron en sus puestos.
El más vivo ejemplo es el presupuesto que el Senado acaba de aprobar a pesar de los multimillonarios recortes al Medicaid, el seguro médico de los pobres, y a los programas de asistencia nutricional; todo para financiar recortes de impuestos a los multimillonarios, al tiempo que aumenta el tope de la deuda y el déficit financiero.
Y no olvidemos que incluye un monumental presupuesto para seguridad nacional y la frontera, a fin de financiar el estado policiaco en que Trump ha convertido las labores migratorias. Son más de 150 mil millones de dólares para Seguridad Nacional y sus dependencias, especialmente Inmigración y Control de Aduanas, ICE.
El experto en política pública, Don Moynihan, escribió que el presupuesto de ICE para detenciones aumentará en un 365 por ciento; de 3 mil 400 millones de dólares para el presente año fiscal, a 45 mil millones hasta fines del año fiscal 2029, cifra que supera el presupuesto del sistema carcelario en las 50 prisiones federales.
Moynihan agregó que “el presupuesto de detención de ICE es mayor que el presupuesto total de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID. El aumento del presupuesto de detención de ICE es mayor que los recortes en educación, o para el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, SNAP en el BBB (Build Back Better). Es mayor que los recortes en el Instituto Nacional de Salud, NIH, el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades, CDC, y la investigación del cáncer juntos. Está en la escala del tipo de presupuestos suplementarios que Estados Unidos aprobaba cuando participaba en guerras en el extranjero”.
De hecho, el vicepresidente J.D. Vance, quien con su voto rompió el empate para aprobar el proyecto presupuestario de Trump, se sinceró en redes sociales diciendo que no importa lo que contenga el proyecto o las críticas, lo más importante es el presupuesto para las deportaciones.
“Todo lo demás, la puntuación de la Oficina de Presupuesto del Congreso, CBO, la base de referencia adecuada, las pequeñeces de la política de Medicaid, es irrelevante comparado con el dinero de ICE y las disposiciones de aplicación de la Ley de Inmigración”, escribió Vance.
Trump y su séquito arrasan con todo a su paso, incluyendo las redes de apoyo para los más necesitados, muchos de los cuales votaron por él, solamente para solidificar su maquinaria de deportaciones y para beneficiar a sus multimillonarios benefactores.
Pero este aspirante a rey tiene planes más truculentos y cuenta con facilitadores en el Congreso y en el máximo tribunal de la nación. ¿Cuál será su próximo objetivo?