Tras las olas de calor extemo altas facturas de electricidad y menos ayuda federal
Marco Vinicio González
Los devastadores efectos del cambio climático están golpeando con fuerza también el bolsillo de una gran mayoría de estadunidenses que le hacen frente a estas calamidades climáticas pagando onerosas tarifas por el levado consumo doméstico de la electricidad para mitigar los rigores del clima.
El pago de la factura por dicho consumo en Estados Unidos ha sido una fuente de dolor constante para los estadunidenses que están lidiando con la peor inflación de los últimos 40 años. Para salirle al paso a este problema existe el Programa de Asistencia de Energía para Hogares de Bajos Ingresos (LIHEAP), que es una iniciativa federal de ayuda a los estadunidenses vulnerables para cubrir sus facturas de refrigeración y calefaccion que este verano e invierno vienen más difíciles aún que el año anterior.
La Asociación Nacional de Directores de Asistencia Energética proyecta que los costos de calefacción aumentarán incluso más rápido que en general la inflación, o un 12.3 por ciento este año. “Para el gas natural, la fuente de calefacción más común del país, la asociación espera un aumento de más del 20%, a 856 dólares para la temporada de calefacción, en comparación con los 709 dólares de hace un año”, dice The Denver Post.
Está también el Programa de Asistencia de Energía para el Hogar, que ha recibido una asignación anual de casi 4 mil millones de dólares este año, provenientes del Plan de Rescate Estadunidense por la pandemia en 2021, que por ejemplo proporcionó a Clorado 4 mil 500 millones de dólares adicionales, pero haciendo poco probable que se repita una ayuda de esa escala, dice la fuente.
En tanto, los comités de asignaciones de la Cámara de Representantes y del Senado aprobaron fondos similares a la asignación previa a la pandemia para el año fiscal que comienza el 1 de octubre.
Mark Wolfe, el director ejecutivo de LIHEAP declaró a la fuente que “Con el final de los fondos del estímulo los estados tendrán pocas opciones más que reducir el tamaño de la subvención promedio y la cantidad de hogares atendidos”.
Cada estado establece la elegibilidad para el programa, en función de los ingresos. Por ejemplo, para una familia de cuatro en Maine, uno de los estados más al noreste del país, cercano a Los Grandes Lagos, el ingreso bruto máximo para recibir la ayuda gubernamental es de 59 mil 348 dólares anuales.
Según la Autoridad de Vivienda del Estado de Maine, el 93% de los hogares atendidos por el programa de asistencia de calefacción tienen residentes mayores de 65 años, menores de 6 años o discapacitados. En Ashland, una ciudad de mil 300 habitantes en el norte de Maine, la temperatura puede caer bajo cero de la noche a la mañana en pleno invierno.
Y cuando los estadunidenses no tienen suficiente dinero para calentar sus hogares, dice la fuente, “a veces recurren a soluciones potencialmente mortales: usar calefactores que se sabe que provocan incendios o soportar temperaturas bajo cero”.
En la ciudad de Nueva York al menos 19 personas murieron en un incendio en enero, uno de los meses más fríos del noreste, relacionado con un calentador eléctrico.
“Hemos tenido a lo largo de los años incendios e incluso muertes debido a opciones de calefacción inseguras que las personas eligen porque no pueden pagar su factura de calefacción”, declaró al Post Sharon Scott-Chandler, directora ejecutiva de Action for Boston Community Development, que ayuda a distribuir fondos de asistencia para calefacción■