Sonidos tradicionales siguen floreciendo en popular barrio de California
Se escucha música de los años 50…
En los años 50 la parte este de la ciudad de San José, California, era popularmente conocida como Sal Si puedes. El músico y antropólogo Russell Rodríguez creció en ese lugar.
“Las calles eran de tierra, y cuando llovía se hacía un lodazal; los carros no podía salir y también la gente saliendo caminando se quedaba en el lodo”, dice.
Sus calles fueron testigo del boicot contra las uvas que organizó el líder campesino César Chávez.
Se escucha una frase de una canción emblema de lucha, The Picket sign…
La música fue parte importante de la lucha. Grupos como Flor del Pueblo, parte del Teatro Campesino, se sumaron a la causa, dice Rodríguez:
“Y allí llegaba con César a hacer ambiente para los que estaban trabajando allí como huelguistas y tratando de cambiar la opinión de los consumidores que estaban llegando a ese ‘Safe Way’”
Se oye “Yo soy del Pueblo”…
En el lugar que ocupaba la sucursal de la cadena Safe Way, hace casi dos décadas fue construida la Plaza de la Herencia Mexicana, un amplio y funcional lugar diseñado para promover la participación cívica, la cultura y las tradiciones mexicanas. Allí participa la danza azteca Calpulli Tonaleque. Calpulli significa comunidad y Tonalehqueh, los guerreros que acompañan al Sol.
Sonido de Caracol…
Con el sonido del caracol llaman a sus ancestros para que los acompañen, afirma Pedro Pérez, líder del grupo.
“Is a calling to our ancestors to join us”
(Es un llamado a nuestros ancestros para se una a nosotros)
Sonido musical de baile…
El sonido del tambor y los cascabeles retumban en todo el barrio. Jóvenes y en ocasiones familias enteras son atraídas por el recuerdo de sus raíces indígenas.
Sonido de tambores… Música de piano…
Durante los años 60 el pianista Federico Zúñiga llego a San José. Trabajaba como ayudante de cocinero. Cuando pudo, compró un piano usado y la manager del restaurante, cuando supo de su talento, lo recomendó con la orquesta de Chris Carmona donde tocó durante más de una década.
“Fui a tocar a un lugar que se llamaba Latin Palace, había bastante trabajo”, recordó Zúñiga.
Nació en Santa Bárbara, Chihuahua, en México, y una tía lo inició en el piano; y a los 17 años, en Ciudad Juárez, tocó con orquestas y los grupos llamados combo.
“Tocábamos música para bailar. Se usaba la orquesta sin vocalista, todavía era pura música; danzones, chachá, polka, paso doble…”
En San José concluyó su carrera. Retirado del ambiente, hoy en día Federico Zúñiga toca el órgano durante las misas en la iglesia Guadalupe, donde César Chávez dio los primeros pasos para fundar la Unión de Campesinos.
Este año su modesto edificio fue declarado monumento histórico.
Música iglesia… Música jarocha…
A principios de los 70 Artemio Posadas Jiménez, llegó de San Luís Potosí, México, invitado por el destacado grupo de ballet folklórico Los Lupeños, que iniciaban su carrera. Con su grupo, Posadas trajo a La Bahía el Son Jarocho y el Son Huasteco.
“A mí se me hizo bastante cálida la aceptación porque creo que aparte de la instrumentación, que era poco conocida en el norte de California, creo que también el hecho de escuchar las improvisaciones”, señaló este músico.
Al final de la década, Posadas se estableció en la zona. Tocaba en recepciones, acompañaba a grupos folklóricos y formaba nuevos músicos. Años después invitó al grupo veracruzano Mono Blanco, quienes introdujeron el Fandango Jarocho, donde además de la música artistas y público zapatean en una tarima de madera instalada en el escenario.
“La gente pude participar, escuchando, o subiéndose a la tarima y tratar de no tener a la gente como una comunidad pasiva”, dice Posadas.
El Fandango se extendió por California y otros estados. Por su aporte musical, el año pasado el maestro Artemio Posadas Jiménez recibió la beca, Patrimonio Nacional, del Fondo para las Artes. Sigue activo con el trio Bahía Huasteca junto a sus alumnos Pablo Quiroz y Dolores ‘Lolis’ García.
Corte de Son Huasteco… Corte de la Cigarra…
La música de mariachi es parte fundamental de los sonidos de San José. Se sigue nutriendo del talento de músicos mexicanos como el de la familia Reyes. Hace más de dos décadas llegaron del D.F (hoy Ciudad de México). Una de sus integrantes es la joven Ana Cecilia, que llegó cuando tenía cinco años de edad.
Hoy ya graduada de la universidad Ana Cecilia dice estar muy orgullosa de ser parte de la nueva generación de mariachis de la zona, que aborda propuestas teatrales como Macario, una adaptación de la película del mismo nombre, y temas como la injusticia económica y el sexismo.
Corte de sonido de Macario… Corte de Cleopatra…
Cleopatra es la primera composición del joven músico Ellis Carter que se presenta en El Cafecito, un espacio en la Plaza de la Herencia Mexicana donde los músicos exponen su talento. Ellis es hijo de Damone Carter, un reconocido artista de Hip Hop que compone música de crítica social. En reciente evento en el auditorio de Plaza por primera vez tocaron juntos.
Corte donde cantan juntos padre e hijo…
Ellis y Damone reconocen la importancia de contar con estos espacios culturales.
Se escucha a Damone y Ellis…
Y estos espacios son ofrecidos en la Escuela de Arte y Cultura en la Plaza de la Herencia Mexicana, donde músicos y bailarines no sólo preparan a las nuevas generaciones de artistas sino que además se relacionan con artistas de otras culturas, afirma Luana Rivera Palacio, una portorriqueña hawaiana, líder del grupo de danza Hula:
“Hālau Nāpuaokamokihanaoha… Nunca siento que alguien nos estorba o nosotros molestamos a alguien, porque todos nos damos el espacio”
Esta cercanía con los danzantes aztecas le mostró a Luana Rivera lo semejante que tienen ambas culturas:
“Cuando los aztecas hacen su ceremonia a las 4 esquinas (del universo), culturalmente entendemos lo que significa la ceremonia, porque también nosotros honramos los cuatro puntos cardinales”
Esta convivencia cultural es muy alentadora afirma James Biala, director del grupo Bloco Do Sol, quien da clases de Zamba en la Escuela de Arte y Cultura.
“Cuando juntamos a una comunidad muy saludable. Esta energía fluye por el vecindario. La gente la siente y dicen Guau ‘¿de qué se trata?’ Es nuestra pequeña contribución en la difusión de algo bello”
Y esta belleza sonora sigue floreciendo en una comunidad multiétnica que hizo de su hogar el Este de San José, o el distrito Mayfair, que es su nombre oficial, o bien Mi feria, como algunos la llaman; o Sal-Si-Puedes, como hace casi ocho décadas era popularmente conocido.