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Son huasteco alegra corazones de migrantes y jóvenes en la Bahía de San Francisco

Por Radio Bilingue
Publicado 10 julio, 2015

Pablo Quiroz Manríquez, Artemio Posadas, y Dolores García tocan son huasteco. Foto: Zaidee Stavely.

Un garage en Santa Clara, California se ha convertido en todo un centro de reunión para fandangos de música tradicional mexicana. Cada mes se reúnen alli jóvenes, niños y adultos para bailar y tocar sones de diferentes regiones de México, desde el son jarocho hasta el son abajeño del mariachi del occidente mexicano. Nuestra reportera Zaidee Stavely asistió a una tradicional huapangueada, de son huasteco, el género mas cercano al corazón del maestro que los reune. Este reportaje es parte de la serie Raices: Los Maestros, sobre los artistas que se encargan de difundir su arte a la siguiente generación.


El sonido de zapateado, violín, y el falsete llenan este pequeño garage. Jóvenes y adultos toman turnos tocando y bailando los sones.

“Así como lo que está viendo usted en esta huapangueada, así es”, dice el maestro Artemio Posadas. “Si mañana nos vamos a la huasteca, te vas a Ciudad Valles, a Xacotlán en Hidalgo, va a Amatlán, allí están los huapangueros tocando en el patio de la casa, en una galera, en una cancha de basquetbol”.

Posadas comenzó a tocar son huasteco en un grupo en la universidad de San Luis Potosí.

“Mi papá era violinista de huapango arribeño, pero yo soy el más chico de mi familia, y nunca lo vi tocar”, dice Posadas. “Empecé, por medio de un maestro de allí de la universidad, a ir a la huasteca, y entonces me dediqué más al son huasteco”.

El maestro Artemio Posadas llevó son jarocho y son huasteco al área de la Bahía en el Norte de California. Foto: Zaidee Stavely

Posadas ha vivido en Estados Unidos desde hace más de 30 años. Trabaja como conserje, pero a la vez da clases.

“Me encontré con gente que quisieron aprender conmigo lo poco que sé, pues. Doy clases aquí con ellos clases de lo que es jarana, violín, clases de versada”, dice.

El maestro Posadas es tan bueno para la versada que sus versos fueron grabados por Los Camperos de Valles en un disco del Smithsonian.

“Tengo entendido que antes no habia aquí quién, no conocían aquí la jarana huasteca ni la huapanguera ni el son huasteco en su estructura como es”, dice el maestro.

Este género musical viene de la región de la Huasteca en el noreste de México. Es una región con montañas y valles. Y su música también está llena de tonos altos y bajos.

Dolores “Lolis” García, de 30 años, ha aprendido con el maestro Posadas desde los 9 años. Foto: Zaidee Stavely.

“Lolis es la que me ha seguido desde que tenía 9 años”, dice Posadas. “Tiene esa misma visión de seguir enseñando a los niños, yendo a México a prepararse mejor”.

Dolores García, conocida como Lolis, ahora tiene 30 años.

“Me encanta la música y el baile y es mi pasión, y quiero seguirla hasta que me muera”, dice.

Lolis toca la huapanguera. Es como una guitarra gorda, con ocho cuerdas, que da la base rítmica de la música. Con el maestro Posadas en la jarana, y el joven Pablo Quiroz Manriquez de 16 años, en el violín, crearon el trío Bahía Huasteca.

“Primero aprendi la vihuela, luego fui avanzando, y eventualmente me enseñó el violín. A mí me gusta el violín, porque puedes improvisar”, dice Pablo.

Pablo Quiroz Manríquez, de 16 años. Foto: Zaidee Stavely

Es muy significativo que el maestro les enseñe, dice Lolis.

“Muchos de nosotros que nacimos aquí en Estados Unidos no sabemos mucho de la tradición, más allá del mariachi o la banda”, dice Lolis.

Algunos adultos también vinieron a aprender esta tradición acá en Estados Unidos. Posadas toma un descanso para enseñarle a Héctor Plascencia de Jalisco cómo tocar el ritmo.

“Tengo como tres años aprendiendo huapango”, dice Plascencia. “Con esto que estamos haciendo, me siento un poquito más como que es parte de Mexico aquí también”.

El garaje es de Jorge Beltrán, que es de Veracruz, uno de los estados de la región Huasteca.

“Pero allá nunca me dio por tocar, hasta que llego acá y me dice que es así y asá, y noto que me palpita el corazón, acordándome de mi tierra”, dice Beltrán.

Bailan hasta la madrugada. Foto: Zaidee Stavely.

Ya entrada la noche, el grupo comienza a tocar el Son Solito. Empieza una sola persona bailando. Luego, el cantante le pide que busque pareja. Después, cantan “Escúchame, bailador, oiga lo que voy a hablar, que ya me la deje solita, la queremos ver bailar”. Luego, ella también tiene que buscar otra pareja.

Y así hasta que todos estén bailando, disfrutando de este pedacito de la Huasteca en California.

Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Santa Clara, California, yo soy Zaidee Stavely.

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