Incluso hay estados donde las mujeres republicanas tienen un número creciente de campañas que compiten para moderar las posiciones radicales de su partido; están tomando las cosas a nivel personal y “asesinando” a sus cónyuges, políticamente hablando, dice un reporte de Político.
En Arizona, Colorado, Ohio, Nevada los candidatos republicanos han hablado positivamente de sus respectivas esposas como estrategia de campaña para intentar tal vez mitigar el daño que les ha hecho la Corte Suprema con su fallo en contra del aborto. Kansas y luego Michigan, que sin embargo está atrapada en una disputa interna, fueron los primeros estados en aprobar enviar el tema del aborto a la boleta de noviembre.
California, Kentucky, Montana y Vermont considerarán medidas electorales en noviembre, que buscan restringir el aborto o consagrar el derecho al aborto, un tema crucial en esta justa electral que se avecina, la más importante en mucho tienpo, dicen analistas.
La prensa señala que los candidatos que usan a sus esposas y a sus hijos como accesorios de campaña no es nada nuevo. En los anuncios de campaña, a los candidatos que buscan un puesto de elección popular se les suele pintar como buenos padres o esposos, como personas moderadas en temas sociales y ahora incluso que afirman defender el derecho de la mujer a elegir.
Pero en el momento político actual, dicho truco no sólo es trillado sino que también “distrae e insulta a las votantes”, dice por su parte The New York Times. Por supuesto algunas esposas políticas republicanas “no están tan interesadas en suavizar las posiciones de sus maridos dándole un giro femenino a sus campañas”, tras sendos abucheos de los electores en algunos casos.
Cada vez más los candidatos republicanos aparecen en los programas televisivos tratando de evitar el tema del aborto, y hasta en algunos casos parecen, si no avergonzados, “al menos temerosos de cómo las creencias de su partido podrían dañar sus perspectivas electorales”.
Están ansioso, dice la fuente, por “convencer a las mujeres de que ellos no son extremistas aterradores”, echando mano de sus esposas en las presentaciones con su electorado.
En tanto, las mujeres que valoran la capacidad de controlar sus propios cuerpos, “deben dejar claro en las urnas que son demasiado inteligentes como para caer en ese perezoso blanqueo de imagen de sus esposos candidatos”, concluye la fuente■
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