Redoblan esfuerzos para que Ley del Campo apoye agricultura orgánica
A medida que aumenta la demanda de productos agrícolas libres de sustancias químicas, el gobierno enfrenta una presión cada vez mayor de granjeros para aumentar el financiamiento a la agricultura orgánica, a través de la Ley del Campo. Los defensores argumentan que priorizar la agricultura orgánica no sólo es esencial para la salud pública, sino también para el medioambiente y la seguridad alimentaria frente al cambio climático. José López Zamorano platicó con agricultores latinos y expertos sobre los retos de ampliar la producción orgánica en la recta final de la campaña electoral y nos entrega su historia desde la ciudad Washington.
Acompañados con música mexicana por la celebración del Mes de la Herencia Hispana, granjeros latinos y consumidores en busca de frutas y vegetales frescos se congregan en un Farmer’s Market del área metropolitana.
Pero las grandes ausentes en los puestos de tomates, cebollas, cerezas y sandías, son las legumbres y las frutas orgánicas.
José López, un inmigrante mexicano de Jalisco que cosecha 19 acres de cultivos sin pesticidas en su granja en Montross, Virginia, explica uno de los motivos que dificultan lograr la certificación orgánica.
“El suelo debe tener un proceso como de 3 a 5 años porque como tú sabes, en todos lados se ha estado ‘sprayando’ herbicidas, fungicidas, todo tipo de cosas; entonces, para que sea orgánico tienes primero que dejar descansar la tierra. De allí empieza el proceso para que te puedan dar un certificado de que puede ser orgánico, y yo no tengo el espacio para esperarme”
Para obtener la certificación orgánica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), los cultivos deben excluir el uso de pesticidas tóxicos y fertilizantes nitrogenados sintéticos, ingeniería genética, lodos de depuradora o irradiación.
El proceso implica la adopción de prácticas orgánicas durante tres años, lo que a menudo desalienta a las granjas pequeñas y medianas a realizar la transición a la producción orgánica.
En el caso de los animales, los granjeros orgánicos deben criarlos sin el uso de antibióticos u hormonas de crecimiento sintéticas, darles alimentos 100 por ciento orgánicos y condiciones de vida sin jaulas, así como acceso al aire libre y a los pastos.
Pero no todos los consumidores se inclinan por los productos orgánicos, debido a su mayor costo y a su apariencia, según explica José.
“Aquí en el mercado, si traes cosas orgánicas no se van a ver muy bien. La gente quiere ver vegetales que se vean bonitos. Por ejemplo, el elote que está allá no se ‘sprayó’, no tiene químicos, pero tiene el gusano en la punta del elote. Entonces, si tú ves ahí la gente no lo está comprando. Entonces, cómo traemos cosas orgánicas, si las quieren ver bonitas, perfectas”
En realidad, las ventas de productos orgánicos en Estados Unidos superaron los 63 mil millones de dólares en 2023, lo que representó alrededor del 10% de las ventas totales de alimentos, una cifra que ha seguido una trayectoria ascendente durante más de una década, de acuerdo con la Asociación de Comercio Orgánico (OTA).
California es el líder en ventas orgánicas, con el 39% del valor de los productos orgánicos certificados.
Los principales minoristas, incluidos Whole Foods, Trader Joe’s, Walmart y Target han ampliado sus líneas de productos orgánicos, lo que los hace más accesibles, aunque su costo sigue siendo más alto. En un supermercado Gian de Virginia, el costo de un paquete de fresas convencional es de 2.88 dólares, y su variante orgánica cuesta 6.99 dólares.
Pero Rudy Arredondo, presidente de Latino Farmers & Ranchers Internacional está convencido que la combinación de regulaciones, mayor costo de producción y de mano de obra, así como seguimiento obligatorio desde el cultivo hasta el mercado, ha desalentado la búsqueda de la certificación por granjeros latinos.
“De los 75 mil granjeros que representamos es menos del 1%… Para ser orgánico se requiere mucho, mucho dinero y mucho trabajo; porque empezando con el terreno, tiene que estar limpio, tiene que tomar pruebas del suelo, asegurar que no tienen pesticidas y si tiene, hay que curarlo”
Rudy estima que el 99% de los granjeros latinos que representa utilizan prácticas tradicionales que evitan en su mayor parte el uso de pesticidas; sin embargo, no pueden comercializar legalmente sus productos como orgánicos porque carecen de la certificación oficial del Departamento de Agricultura.
“Nuestros productores latinos usan el cultivo tradicional, no usan pesticidas pero no puedes declarar que es orgánico, tienes que estar certificado y eso lleva mucho dinero y mucho tiempo”
En Alburquerque, Nuevo México, Sofía Martínez cultiva productos para ensaladas: nabo, tomate, cilantro, zanahoria y otros alimentos al estilo tradicional, sin pesticidas, como lo hicieron sus ancestros durante siglos, desde cuando el estado todavía pertenecía a México. Sin embargo, explica por qué no tiene la certificación del USDA.
“Es difícil para todos, es mucho papelaje, es demasiado duro”
Sofía y un pequeño grupo de agricultores hispanos y blancos no-latinos formaron una cooperativa, Los Jardines, para ayudarse mutuamente y apoyarse con la capacitación y los trámites para obtener una certificación.
“La cooperativa nos ha ayudado mucho en eso. Ofrece talleres y reuniones que nos ayuden a los que estamos en el cuerpo de directores y también quienes son parte de la cooperativa, que quieren participar”
Su colega cooperativista, Richard Moore coincide:
“La certificación orgánica estatal solía costar 100 o 200 dólares, pero después ellos incrementaron el precio y eso ha venido ocurriendo durante los últimos años y ahora cuesta más de mil dólares”
Entretanto, en el Congreso en Washington granjeros y grupos de interés intensifican las presiones para lograr un acuerdo sobre una nueva Ley del Campo antes de que expire el 30 de septiembre, donde se incluyen diversas provisiones de apoyo a la agricultura orgánica.
En 2014 la ley del campo incluyó 60 millones de dólares para ayudar a los granjeros con los costos de la certificación orgánica, pero su monto se redujo a 24 millones en 2018. Si no hay una nueva versión o no se extiende, ese apoyo queda en un limbo. Otras iniciativas de ley de apoyo a cultivos orgánicos tampoco han sido aprobadas.
Ante lo que consideran como un empeoramiento de las condiciones económicas que afectan a los agricultores del país, más de 300
grupos nacionales y estatales enviaron este mes una carta a los líderes del Congreso para pedirles que aprueben el proyecto de ley agrícola antes de fin de año.
Los firmantes incluyeron a agricultores, ganaderos y productores de cultivos especiales, incluidos orgánicos, prestamistas y otras organizaciones esenciales en las comunidades agrícolas de Estados Unidos.
Joe Gilson es director de asuntos gubernamentales de la American Farm Bureau Federation, uno de los grupos firmantes.
“En los últimos cinco años los Estados Unidos perdieron más de 140 mil granjas. Ya no es raro que los granjeros queden en bancarrota. Simplemente porque la economía no les está funcionando. Nuestra seguridad nacional está en juego si no apoyamos a los granjeros”
Aunque demócratas y republicanos aprobaron un plan para extender el plazo para un acuerdo presupuestal hasta el 20 de diciembre, después de las elecciones, la Ley del Campo no fue incluida. Charles Schumer es el líder de los demócratas en el Senado:
“Vamos a mantener abierto al gobierno. Vamos a evitar el cierre innecesario de servicios vitales y daremos suficiente tiempo para financiar al gobierno hasta el fin de año”
Debido a todas las complicaciones, no está en los planes de José López buscar la certificación orgánica, aunque él seguirá cultivando sin químicos.
“Yo creo que no, porque como te digo, no tengo el espacio. Necesitaría esperar cinco años para que eso sea posible”
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde la capital, Washington, José López Zamorano.
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