Recalibra Trump su política arancelaria, con Mexico en la mira

La presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum ha protestado contra la imposición de tarifas arancelarias y propuesto una relación comercial con Estados Unidos que fortalezca ambas economías. Foto: Cortesía de Claudia Sheinbaum / Facebook.
Se acerca la toma de posesión de Donald Trump y con esto el inicio de una nueva era de imposición de aranceles en sectores críticos, según dijeron a medios informativos miembros del equipo de transición del próximo mandatario de Estados Unidos.
Las nuevas tarifas podrían cambiar el comercio mundial, con importantes consecuencias para la economía y los consumidores estadunidenses, y también del mundo, advierten economistas.
Desde su campaña, el presidente electo amenazó con imponer aranceles “universales” de hasta el 10 o 20 por ciento sobre todo lo importado a Estados Unidos, aunque hubo amenazas directas para México, Canadá y China, con imposición de aranceles del 25 al 100%.
Hoy Trump desmiente lo dicho por The Washington Post acerca de la imposición de aranceles en sectores críticos de la economía, dice Reuters. Y su plan es diferente a las promesas de campaña, lo que ha generado confianza en los mercados, que vuelven a tender al alza ante la perspectiva de aranceles menos agresivos.
Había prometido imponer aranceles del 10% a las importaciones globales, pero con un arancel del 60% sobre los productos importados de China. Según expertos en comercio, esto “cambiaría los flujos comerciales en el mundo, aumentaría costos de los productos y Estados Unidos atraería represalias contra sus exportaciones”, según la fuente.
Hoy Trump reiteró sin embargo que “impondría un arancel del 25% a las importaciones canadienses y mexicanas en su primer día en el cargo, lo que podría conducir a fuertes aumentos en el costo de la gasolina”.
La fuente especializada, Forbes reporta cómo los aranceles de Trump podrían dar sin embargo forma al comercio de energía entre Estados Unidos y México en 2025.
Aunque no está claro si la tarifa propuesta por Trump se aplicaría a la energía. Según un informe de Reuters de noviembre de 2024 que cita a “dos fuentes familiarizadas con los planes de Trump”, el petróleo crudo no estaría exento de aranceles.
No obstante, “algunos analistas creen, o esperan, que esto no se materialice dados los importantes costos para los consumidores estadunidenses y mexicanos en el consumo de gasolina”.
Forbes sostiene que grupos de la industria estadunidenses de combustible y petroquímicos, y el Instituto Americano del Petróleo emitieron declaraciones públicas dvirtiendo que los aranceles energéticos serían costosos y perjudiciales para la industria petrolera de Estados Unidos.
Y que hubo un tiempo en que “el comercio entre Estados Unidos y México se trataba principalmente de comercio”. Cuestiones como la migración, las drogas o las relaciones con China eran relevantes, pero “rara vez dieron forma a las decisiones sobre los aranceles entre ambos países”.
Incluso después de que el presidente Bill Clinton vinculara su apoyo al TLCAN -hoy T-MEC-, a los compromisos de México en materia de políticas ambientales y laborales en la década de 1990, “las políticas comerciales permanecieron en gran medida aisladas de las disputas no económicas”.
Pero esta “comprensión tácita” cambió en 2019, cuando Trump amenazó con cerrar la frontera a menos que el gobierno mexicano restringiera la inmigración indocumentada, y anunció una escalada de aranceles de hasta el 25 % y más sobre las importaciones de todos los bienes de México, si el flujo de drogas -principalmente el fentanilo- no se detenía.
Trump ha vinculado una vez más la inmigración al acceso al mercado estadunidense, reiterando su intención de imponer una tarifa del 25% sobre todas las importaciones de México y ahora de Canadá.
Por su parte México se prepara para posibles aranceles, mientras disminuye las exportaciones de Pemex, “un sistema de refinería envejecido”, y crecen sus importaciones de productos petrolíferos y de gas natural, “impulsadas por la adición de plantas de energía de ciclo combinado para generar una electricidad más limpia y más barata”. Pero esto ha creado “una dependencia estructural con pocas o ninguna alternativa” para México en el corto plazo, concluye Forbes.