Purépechas ganan terreno en el Festival de la Uva
Por segunda ocasión en los más de 25 años que se celebra el Festival de la Uva en Mecca, California, una joven indígena purépecha es coronada reina del festival.
Se escucha por las bocinas el anuncio de un locutor: Reina 2016, ¡Griselda Ortiz!
Otro locutor: Gracias Griselda. ¡Arriba los purépechas! Y ¡Arriba Michoacán!
Griselda, en su lengua natal, agradece el gran apoyo que le dio su comunidad:
Agradecimiento en purépecha…
Los purépechas presentes no cabían de la emoción. Leobardo Jiménez:
“Como escuchamos a la candidata hablar en dialecto, es lo más valioso para nosotros, que no nos olvidemos de la cultura, de las raíces”
La candidata que vende más boletos se corona reina del festival. En esta ocasión los purépechas compraron más de 3 mil boletos. Gran parte del dinero recaudado irá para el mantenimiento del moderno santuario de la virgen de Guadalupe. La reina, Griselda Ortiz, tiene 18 años de edad:
“Ya tengo mi diploma de High School, y el año que viene voy a entrar a la universidad, voy a estudiar inglés, para ser escritora”, dice la joven reina.
Por ser indígena, Griselda dice que ha sufrido discriminación de parte de otros latinos en la escuela. Tenía diez años y recién había llegado de Ocumichu, Michoacán, relata:
“Nos decían chaca, no saben cómo bañarse, no saben nada. Me avergonzaba, pero ya con los años mi papá me dijo: ‘Tú sabes algo que los demás no saben y eso te hace más especial’”
Los sueños de salir adelante con sus familias motivaron a los purépechas a organizarse, primero, ayudando a sus paisanos; y luego, mediante diversas festividades de la iglesia, como este Festival de la Uva, al cual se sumaron hace más de una década, cuando el evento había decaído. Meregildo Ortiz es uno de sus principales líderes:
“Somos esa sangre nueva, para que esto creciera otra vez, y hasta la fecha, enhorabuena, ¡aquí estamos!”
Junto a la comida mexicana y las pupusas salvadoreñas, solamente los voluntarios disfrutaron de la sabrosa barbacoa estilo purépecha. En la cocina de la iglesia, un grupo de señoras purépechas la sirven. El sobrino de Meregildo, Evanibaldo Ortiz, quien es uno de los coordinadores del festival, hace la interpretación.
Interpretación en Idioma purépecha…
Roselia Felipe le responde y menciona la palabra ‘corunda’ (tamal pequeño).
“Lo que la señora decía es que es un platillo típico tradicional del pueblo. Lo que es el mole, el arroz y la carne, lo que le llamamos la barbacoa, pero lo esencial es las manos purépechas que hacen el platillo fuerte”
Sonido de ambiente…
En una de las tiendas de comida, donde venden sopes y enchiladas, está María Eugelia Elías, quien hace más de 20 años llegó al valle de Coachella a trabajar en los campos agrícolas. En su pueblo natal, Ocumichu, era alfarera.
“Yo empecé desde que tenía como 10 años. En ese tiempo molíamos con el metate, es una tierra, pero esta como bola, la hacemos lodo, y luego dejamos tres días para que se remoje bien este lodo y empezamos otra vez a amasar de nuevo para empezar a trabajar”
Su mamá es María de Jesús Pascual, una reconocida alfarera.
“Hacíamos diablitos, nacimientos, figuras de apóstoles, soles, sirenas… Mis figuras costaban más, por el hecho y la pintura que uno pinta”
María Eugelia tiene cierta ilusión de revivir su profesión aquí, pero ocupada en la labor y sin recursos lo ve lejano:
“A mí me gusta hacer esto, pero no sé cómo hacer”
Pero quizá sí lo haga un día. La dedicación de los purépechas de Coachella les ha abierto puertas. Lograron mejorar en algo sus precarias condiciones de vivienda. Ahora buscan que él consulado mexicano les proporcione libros de texto y mentores en su lengua, ayuda; a la que Meregildo Ortiz asegura, tienen derecho:
“Toda la raza indígena, en la Constitución, en el artículo 2do allí está: ellos se van a regir por sus propios usos y costumbres, y el gobierno federal está para ayudarnos”
También buscarán el apoyo del Distrito Escolar de Coachella. Y para enseñar aún más sobre la cultura, Evanibaldo Ortiz, quien sirvió de intérprete para las cocineras, tiene un sueño:
“Traer Ocumichu al valle, unas dos horas, quizás un día; con artesanías, cocina, bordados, trajes típicos, bailables. Trataría de juntar todo lo que se hace en el pueblo para practicarlo aquí”
Un sueño purépecha que espera algún día se haga realidad■
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino, desde Coachella, California, Rubén Tapia.