Pinta en Tijuana sueños de reunificación tras la deportación
Javier Salazar Rojas, "el artista deportado", con su hijo con alas para volar sobre el muro que los separa. Foto: Alejandro Maciel.
Anualmente decenas de miles de personas son deportadas de Estados Unidos. Algunos llevaban décadas trabajando sin documentos, con hijos o nietos, hasta que la deportación separó a su familia. Unos se arriesgan a ingresar de nuevo, otros esperan algún camino legal para ingresar al país, en ciudades fronterizas. Alejandro Maciel platicó con un deportado que, buscando consuelo en la pintura y pincel en mano denuncia la separación familiar, añorando volver a vivir algún día junto a su esposa y sus tres hijos. Maciel nos cuenta esta historia desde la línea fronteriza en Tijuana, Baja California, México.
“Este muro lo voy a usar para plasmar no sólo mi mensaje, sino el mensaje de miles de migrantes que estamos varados aquí en Tijuana…”
El artista Javier Salazar Rojas, durante una mañana medio nublada y con pincel en mano expresa el dolor de la separación familiar en el muro fronterizo. Fue deportado hace diez años, dejando esposa y tres hijos en la ciudad de Oakland, California. Ahora la tecnología les permite seguir en contacto.
“Afortunadamente tenemos los teléfonos para poder conectarnos como familia, pero no es lo mismo que verlos…“
Javier subsistía trabajando en centros de llamadas y en sus ratos libres aprendió a pintar, como terapia, y desde hace tres años se le ve en los alrededores del muro fronterizo. Su arte ganó visibilidad cuando pintó en el muro al presidente Biden y al expresidente Donald Trump besándose apasionadamente… Ya lo llaman el artista deportado.
“Este muro representa para mí todo lo que divide a mí, a mi familia, a una nación…, es una gente, dos naciones que este muro divide…”
Las visitas mensuales de su esposa Johana, que viaja desde Oakland, le brindan un poco de consuelo. Johana también se ha sumado a su esfuerzo artístico… y ha formado una organización sin fines de lucro llamada las hijas del maíz, con la que vende los cuadros de su esposo y obtiene recursos para mantenerse.
Mediante el arte, ambos buscan llamar la atención sobre la agonía de miles de familias divididas por la deportación y los intentos de cruzar de nuevo ante la falta de un camino legal.
“Mientras no haya un camino legal para retornar, pues la gente se va a arriesgar y va a seguir cruzando…”
Las historias de familias desgarradas por las políticas migratorias se repiten una y otra vez.
En uno de los albergues para migrantes de Tijuana María Rodríguez, de 58 años, por teléfono le pregunta a su hija por sus nietos.
“¿Y qué te dicen los chiquillos de mí? o qué les dices tú de mí?“
María le pregunta a su hija, quien responde:
“Yo les digo que abuelita está en otro país y que no puede regresar…”
Hace dos años María fue deportada después de vivir casi toda su vida en Los Ángeles.
Junto al muro fronterizo, Luís dice que hace 8 meses lo deportaron desde Colorado.
“Hemos utilizado albergues y hoteles y nos sentimos mal, pero este lugar no se compara a un hogar que tenemos en América…”
Muchísimas familias viven el mismo drama. Según datos oficiales, todos los días son deportados por Tijuana como 300 personas. Entre el 1 de octubre de 2022 y el 30 de septiembre de 2023, 140 mil personas pasaron el mismo trago amargo.
Javier Salazar sabe perfectamente que las cosas podrían empeorar aún más si Donald Trump llega de nuevo a la presidencia, pero, aun así, no pierde la esperanza de que algún día podrá reunirse nuevamente con su esposa Johana y sus tres hijos.
“Mientras no reformen las leyes migratorias, no importa que alto hagan el muro, nosotros vamos a encontrar una forma para regresarnos…”
Para la Edición Semanaria de Noticiero Latino desde Tijuana, Baja California, Alejandro Maciel.
Escuche la Edición Semanaria Completa: