Intentan de nuevo proteger del calor a los trabajadores

A primera hora de la mañana, la líder del Unión de Campesinos UFW comparte la buena noticia de la reciente orden judicial que prohíbe al ICE realizar perfiles raciales. Foto: Cortesía de la UFW.
El calor es la principal causa de muerte entre todas las condiciones climáticas peligrosas en Estados Unidos y, cada año, “docenas de trabajadores mueren y miles más se enferman mientras trabajan en condiciones de calor o humedad extrema”, dice la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA).
En ese contexto, una legislación para proteger a los trabajadores de dichos peligros se ha presentado nuevamente en el Congreso a mediados de julio. El proyecto de ley lleva el nombre de Asunción Valdivia, en honor a una trabajadora agrícola que falleció, en 2004, tras cosechar uvas a temperaturas de 40 grados °C.
La presidenta y directora de la Unión de Trabajadores Agrícolas (UFW), Teresa Romero, explicó en Línea Abierta que la norma “salva vidas con medidas tan básicas como obligar al empleador a proveer agua potable suficiente, sombra adecuada y descansos cuando sea necesario”.
Además, establece capacitación para identificar síntomas del estrés térmico, tomar medidas preventivas, e instruir sobre los derechos de los trabajadores y cómo actuar ante emergencias por calor en el idioma del trabajador.
Sin embargo, Romero reconoce que las expectativas de que el proyecto pase esta vez en el Congreso son inciertas. “No tenemos el apoyo, especialmente de los republicanos”. Los grandes agricultores cuentan con cabilderos que protegen sus intereses. “Y nosotros sabemos que ese es un obstáculo muy grande, pero no nos debemos dar por vencidos”, aseguró.
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Los desafíos son varios, considerando que, en muchas compañías, la salud ocupacional ni siquiera es un tema de conversación. Lo que aumenta los riesgos de los trabajadores del campo.
Esta es una situación con la que la UFW lidia constantemente. “Cada que tenemos que hacer un cambio que beneficie a los trabajadores y trabajadoras, los dueños de granjas se oponen. A veces me pongo a pensar, si ellos tuvieran hijos trabajando ahí, ¿permitirían que no tuvieran agua, permitirían que estuvieran ahí sufriendo sin ninguna protección? Yo creo que no”.
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