Moratoria Chicana, que allanó el camino a las nuevas generaciones latinas, cumple 50 años
De la redacción
Escuchamos a Lalo Guerrero con la crónica de la muete de otro gran líde y periodista profesional, Rubén Salazar. Y es que el reciente 29 de agosto se cumplió medio siglo de lo que se conoce como la Moratoria Chicana, un movimiento antibélico y pro derechos civiles surgido en el barrio chicano del Este de Los Ángeles, California, nutrido por mexicoamericanos de unos 20 estados del país ese día. Todo comenzó con una marcha pacífica en protesta por las desproporcionadas muertes de chicanos en la guerra de Vietnam, que se tornó violenta después de ser atacada salvajemente por la policía. Dejó varios muertos y entre ellos el periodista Rubén Salazar, conocido crítico agudo del abuso policial y la segregación racial.
“La histórica marcha ha dejado una huella imborrable en la conciencia de toda una generación”, dice el Director de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco en esta edición de Línea Abierta, donde platica con una figura central en esa gesta histórica: Rosalío Muñoz, el principal organizador de la marcha histórica y activista chicano que acuñaría el término de Moratoria Chicana, organizada por Rosalio, un crítico acérrimo de la guerra “inmoral…, no debiéramos estar ahí, invadiendo otro país, con hasta medio millón de soldados invadiendo Vietnam”.
Estos hechos, “en vez de infundir miedo sirvieron para animar, inspirar a mucho jóvenes chicanos de esa generación a entregarse a la misión de la organización por la justicia social, a asumir posiciones de liderazgo en la política, en la academia, en la cultura, en la sociedad en general”.
–¿Cómo te sientes, qué sentimientos y qué memorias te revive en lo personal? –pregunta Orozco a Rosalio.
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Pero la mecha que prendió MECHA no se quedaría ahí, sino que “un mes después hubo dos grandes Moratorias o protestas. En Washington. DC, hubo como medio millón, y un cuarto de millón en San Francisco, en el oeste del país”, dice Rosalio, quien añade que hubo también otras grandes demostraciones simultáneas en otras partes del país, porque la mecha en todas partes había detonado un movimiento antibélico nacional, que MECHA peleaba también por la emancipación y los derechos políticos y económicos de las comunidades marginadas.
También participaron otros líderes, como el representante de MAPA, la Asociación Política México Americana, Abraham Tapia; Rodolfo “Corky” González, político activista que impulsó la Cruzada por la Justicia, en Denver, Colorado, “el más grande líder del movimiento Chicano”, dice Rosalío; Y Dolores Huerta y César Chávez, cofundadores de la Unión de Campesinos, UFW; Sal Castro, líder en el campo de la educación, de Los Ángeles; y Reies López Tijerina, activista radical por los derechos civiles que de 1956 a 1976 dirigió un movimiento de recuperación de tierras en el norte de Nuevo México para los mexicanos, de los descendientes de los colonizadores españoles, y quien fue capaz de realizar un arresto civil a un gobierno local en Nuevo México.
En esos años de 1964-65 los líderes chicanos también tendieron puentes y alianzas con líderes afroestadunidenses de otros movimientos nacionales por los derechos civiles, como Martin Luther King Jr. y Muhammad Ali. Además, los violentos acontecimientos de la gran marcha o Moratoria Chicana fueron inmortalizados por el gran músico y compositor chicano, Lalo Guerrero, que versificó y cantó la gesta histórica de ese movimiento de emancipación de los años ‘60 y ‘70.
Pero a pesar de todo, en la crónica diaria de los noticiarios estadunidenses de esa época, “como dijo Lalo Guerrero, no hubo chicanos en la televisión”, recuerda Rosalio. Eso motivo la necesidad de crear “moratorios en todos nuestras barrios y vecindarios, en las zonas agrícolas…, para educar, movilizar y generar las ganas de apoyar un movimiento para terminar la guerra, y para terminar también la discriminación”, porque la guerra, sostiene,“de ser mano de obra barata nos cambió a ser carne de cañón”.
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El gobierno contestó a la movilización chicana con la única respuesta que parece conocer: una sangrienta represión que costó la vida de tres personas, entre ellas el activista social Rubén Salazar, el primer reportero latino de un medio nacional en inglés, el L.A. Times, que dejó para convertirse más tarde en el director de noticias de la estación de televisión en español, KMEX, en Los Ángeles.
Otros que formaron parte del comité organizador de la Moratoria chicana fueron Bert Corona, líder de los derechos laborales en Texas e hijo de un comandante de Francisco Villa; Rafel Muñoz, académico y escritor, compilador de los hechos en esa época; y Alicia Escalante, líder de las mujeres que luchaban por resolver los problemas políticos y el bienestar social, cuyo eslogan era: “Queremos hijos, no héroes”.
Rosalio nos muestra una radiografía de lo que es la organización comunitaria en acción, respondiendo de manera efectiva a la agresión y el racismo institucionalizado.
–Nada más para aclarar un poco y continuar…, un poquito de semántica, Rosalio. Moratoria Chicana Nacional, así queda marcado en la historia este evento. Dinos, ¿por qué se le llamó y se le sigue llamando Moratoria?
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La Moratoria Chicana había inspirado un movimiento de alcance nacional, en un ambiente político cargado y una efervescencia social, con calles militarizadas y toques de queda que le daba a la vida de Los Ángeles un sentido de emergencia, principal aunque no únicamente por la guerra de Vietnam. Hubo deportaciones, “de 200 mil con (Lyndon B.) Johnson a 700 mil con (Richard) Nixon”.
Además, los tenían vigilados, en la mira de la policía, incluido del FBI. Hubo incluso el allanamiento a las oficinas de MECHA, de un sujeto que entró amenazando con su rifle; era un agente de la agencia federal de Alcohol Armas y Tabaco, la misma que persiguió a Al Capone.
–Hay sospechas de que este ataque del 29 de agosto (1970) fue planeado desde la capital de la nación, ¿has podido sustanciar tus sospechas?
“No hubo chanza de hacer un riot. La gente quería celebrar la unidad. Y no fue sino hasta que quebraron la organización, atacando a mujeres, niños y ancianos… comenzó cuando defendiéndose, los hombres que teníamos organizados para la seguridad, se pusieron entre la gente y los policías; para dar a la gente tiempo de salir del parque. Hubo resistencia, y luego vinieron con los gases lacrimógenos y los garrotes”.
–Háblame de Rubén Salazar… que por cierto ya era gran figura pública de los chicanos, de os latinos de ese tiempo, que fue muerto por un disparo de granada a quemarropa adentro del Silver Dollar.
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Por último, la brutalidad policial y racismo expresado por la policía contra los integrantes de la marcha del movimiento chicano continuó replicándose en el calendario cívico y la geografía nacional de los mexicoamericanos, chicanos y mexicanos en Estados Unidos esa época.
“Lo que pasó el 29 de agosto se le quedó muy marcada en la memoria a toda una generación… los inspiró a asumir responsabilidades como organizadores pro justicia social, en la cultura, la educación”, dice Orozco.
–¿Puedes poner ejemplos de ese impacto?
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