Luchan demócratas porque Medicare negocie directamente con PhRMA
De la redacción
La lucha por arrebatar el control de los precios de los medicamentos a PhRMA, el apodo con que se conoce en el medio a una de las industrias más poderosas del planeta, o se la farmacéutica, se remonta a por lo menos dos décadas. Pero su antecedente más inmediato es el llamado de Biden, primero en su campaña y después ya como presidente de Estados Unidos, para autorizar a Medicare a que negocie directamente los precios de los medicamentos recetados y brinde costos más bajos al consumidor, lo que ha energizado a los demócratas en una idea políticamente popular. Sin embargo, este esfuerzo no ha tenido el éxito deseado.
Lo anterior obedecen aparentemente a dos causas: por un lado, el equipo de cabildeo de esta industria, considerado uno de los operadores más capacitados de Washington cuya misión es preservar una cláusula en la ley de 2003, introducida por los republicanos para ayudar a los adultos mayores a comprar medicamentos recetados, que prohibió al gobierno federal negociar precios más baratos. En su lugar, el trabajo de mantener los costos fue subcontratado a las compañías de seguros que entregan la nueva cobertura subsidiada, conocida como Medicare Parte D.
Y por otro lado está un pequeño número de demócratas que sigue frenando dicha negociación de precios gubernamentales con las compañías farmacéuticas, y que hacen difícil o imposible, hasta el momento, que las propuestas pasen las votaciones respectivas en ambas cámaras legislativas, o que prácticamente se vean estranguladas en el Senado.
Los líderes de la Cámara de Representantes y el Senado, Nancy Pelos y Charles Schumer respectivamente no pueden tener deserciones en sus filas a la hora de esta –y cualquier- negociación. “De lo contrario, los demócratas pueden tener que conformarse con un compromiso que se desvía de su objetivo, o podrían llevar el tema a las elecciones de medio término en 2022”, dice Prensa Asociada (AP).
Pelosi sostiene que los demócratas conocen un camino para lograr su objetivo, pero también enfrentan un enorme desafío, compuesto por el grupo de cabildeo principal, la investigación farmacéutica, y los fabricantes de medicinas en Estados Unidos,
La industria farmacéutica se encuentra entre las cinco primeras en gastar más dinero en cabildeo, desarrollo y mantenimiento de redes de poder político en Washington, D. C., y ya ha frustrado esfuerzos de múltiples presidentes, navegando las trubulentas e inciertas aguas de la política en Washington y aceptando pequeños cambios y adhesiones a la referida ley de 2003, sin tener que reducir demasiado el costo de las medicinas.
De hecho, tras el discurso a la nación del presidente Biden la semana pasada, Stephen UBL, presidente y director ejecutivo de la rama de investigación farmacéutica y los fabricantes America PhRMA, declaró que la industria está lista para defender su prerrogativa.
Es decir, para seguir imponiendo los precios de las medicinas y las negociaciones entre PhRMA y las compañías aseguradoras. Y advirtió que PhRMA impedirá con todos sus recursos que “el gobierno tenga el poder de determinar ‘arbitrariamente’ el precio de los medicamentos… no es el enfoque correcto”, dijo en una declaración a AP, argumentando que “sofocaría la innovación”.
La Directora de Campaña de una coalición que respalda las negociaciones directas de Medicare con PhRMA, Margarida Jorge dijo a la fuente no creer que “nadie está completamente preparado para la embestida que esperamos de PhRMA”.
En tanto, Pelosi insiste en reintroducir un ambicioso proyecto de ley que impulsó a través de la cámara baja en 2019, The Lower Drug Costs Now Act” / Plan de Precios de los Medicamentos o H.R. 3, a fin de permitir la negociaciones directas de Medicare con la referida industria, comparando los precios de las medicinas en otros países industrializados y económicamente avanzados con los de Estados Unidos.
La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) encontró que el proyecto de ley de Pelosi, de un billón de dólares o más, “daría lugar a un mayor gasto en la investigación y el desarrollo y, por lo tanto, reduciría la introducción de nuevos medicamentos” en los próximos 10 años, dice por su parte Kaiser Health News.
Afirma que las empresas que se nieguen a negociar, “serían afectadas con un impuesto pronunciado”. Y que “los farmacéuticos que aumenten los precios de las medicinas por encima de la tasa de inflación, deberían rebajarlos para Medicare. Lo que significaría que “Cientos de miles de millones de dólares serían potencialmente salvados a través de la legislación, o redirigidos a otros programas de atención médica”.
Este ahorro, dijo Biden en su discurso la semana pasada, “puede fortalecer la Ley de Salud Costeable (ACA), y ampliar los beneficios de Medicare sin costar a los contribuyentes un centavo adicional… Está dentro de nuestro poder hacerlo. Hagámoslo ahora. Hemos hablado de eso lo suficiente”.
Sin embargo, el senador republicano de iowa, Charles Ernest Grassley opina distnto a Biden, y más bien lo insta a moderar sus posiciones, oponiéndose a dar autoridad de negociación a Medicare.
El Comité de Energía y Comercio de Casa de Representantes celebrará mañana martes una audiencia sobre el tema. Y tanto Pelosi como Schumer buscan que la legislación de Medicare sa adhiera a un proyecto de ley de gigantesco, el Plan de Empleos Estadunidenses de Biden, de 1.9 millones de millones dólares, para programas sociales y de infraestructura. “Tal vehículo parecería ofrecer la mayor posibilidad de pasar el plan de precios de medicinas”.
Pero aunque existe una abrumadora mayoría demócrata a favor de las negociaciones de Medicare, si embargo hay fisuras al interior de este partido. Oro ejemplo: el senador demócrata de Nueva Jersey, Bob Menéndez no respada totalmente el proyecto de Biden; cree que “cualquier proyecto de ley de precios de medicamentos debe entregar ahorros reales para los consumidores en el mostrador de la farmacia, no sólo lograr ahorros al gobierno o al sistema general. Va a ser un enfrentamiento pesado”■