Las minorías étnicas, con mayor presencia en la enseñanza pública de Estados Unidos
La Oficina del Censo por ejemplo, calcula que para 2043 los blancos no latinos serán menos que todas las minorías combinadas en el país, “como consecuencia de las altas tasas de natalidad de los hispanos y el estancamiento o el declive de esas tasas entre blancos, negros y asiáticos”, dice un reporte de Prensa Asociada (AP).
Un fenómeno similar se registra en el tejido social o en las calles de la nación, aun en zonas rurales. El sistema de enseñanza pública no es la excepción, sino por el contrario, según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación, “los estudiantes de las minorías, tomados en forma combinada, serán la mayoría. Por primera vez se calcula que las escuelas públicas tendrán más representantes de las minorías que blancos no hispanos, novedad que obedece en buena medida al aumento en la cantidad de niños hispanos”.
No obstante, de acuerdo con el Censo los blancos no hispanos siguen siendo el grupo racial más grande en el conjunto de la sociedad general -por lo menos por algún tiempo. Actualmente es casi la mitad (49.8 por ciento) de la población escolar total.
En el desglose étnico que hace el referido Centro Nacional de Estadísticas casi uno de cada cuatro estudiantes de las minorías son latinos, “un 15 por ciento negros y un 5 por ciento asiáticos y de las islas del Pacífico. Los estudiantes de raza mixta o de pueblos originarios son incluso menos”.
Como hemos visto repetidas veces en esta publicación, existen serios rezagos sin embargo en el avance y posicionamiento de las minorías en términos de éxito académico, empleo y condiciones de vida o poder adquisitivo. Aunque las cosas pudieran cambiar, según han dicho algunos expertos en el programa estelar de noticias de Radio Bilingüe, Línea Abierta, a condición de mostrar voluntad para entender la nueva realidad demográfica de las escuelas y financiar soluciones.
Un buen ejemplo que se ha dado respecto al avance de los estudiantes latinos recientemente en este país es desde luego Nuevo México, que el año pasado posicionó a los estudiantes latinos de sus distritos escolares en el primer lugar nacional, entre los todos los alumnos latinos de Estados Unidos que tomaron cursos de colocación avanzada o pre universitarios, conocidos como AP, y pasaron el examen de estos cursos de alto grado de complejidad.
Al mismo tiempo se generan por otro lado nuevas realidades académicas, incluida la necesidad de más profesores bilingües y de preferencia biculturales, hasta la necesidad de “cambiar los menús de alimentos escolares para ajustarse al gusto de los estudiantes”, señala el Centro de Estadística. El sistema de educación pública estadunidense enfrenta pues “complejos interrogantes sociales que a menudo deben responder los sistemas escolares”, dice la referida institución, como temas relacionados también con la inmigración, la pobreza, la diversidad y la desigualdad.
Por otro lado está la segregación del sistema de enseñanza pública. En Nueva York por ejemplo, el alto nivel de segregación escolar se convierte con frecuencia en campo de cultivo para conflictos raciales o étnicos. Dejando de lado por un momento los ejemplos más obvios del racismo, la violencia física entre unos y otros, se dan también muestras de racismo sutil al que las escuelas no puede sustraerse. En el distrito escolar de Kennett, en Pensilvania, dice AP, Barry Tomasetti, el superintendente escolar dijo que “muchos padres optan por enviar a sus hijos a escuelas privadas de Delaware luego de comprobar la diversidad racial de las aulas”, de las escuelas de Kennett. Pero también dijo que otras familias por el contrario prefieren escuelas con mucha mayor diversidad cultural “porque saben que el mundo ya no es homogéneo”.
Tomasetti acompañó sus ideas con fondos públicos para contratar profesores de idiomas y traductores para las conferencias entre padres y maestros. Podrían parecer cambios cosméticos pero no es así. “También debió apartar dinero para cursos de verano para muchos estudiantes que están aprendiendo inglés y que necesitan clases adicionales de lectura y matemática”. El gesto de Tomasetti no es de despreciar. Por algo se empieza. “Queremos que a todos nuestros chicos les vaya bien”, affirmó el superintendente. En ese distrito escolar de Kennett la clase media-alta predominaba. Ahora la puebla también un 40 por ciento de latinos, que “fueron impulsados mayormente por la llegada de mexicanos y personas de otros países que vienen a trabajar en las cosechas del hongo”.
La realidad sin embargo es que siguen siendo más los estudiantes de la raza blanca no hispanos y asiáticos quienes ingresan al kinder, y los menos propensos a matricularse en escuelas malas. Son más bien los estudiantes negros, latinos y miembros de pueblos originarios quienes tienen generalmente un nivel académico inferior. “Sus notas son más bajas y dispondrán de menos posibilidades de cursar clases avanzadas y de graduarse”, dice el censo.
Patricia Gándara, codirectora del Proyecto de Derechos Civiles de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) y quien sirve en una Comisión de Excelencia Educacional para los Hispanos que asesora al presidente Barack Obama señaló a AP que “Así como la población escolar se hace menos blanca, también se hace más pobre”.
Uno latino y un afroestadunidense en cada cuatro habitantes vive bajo el nivel federal de la pobreza, o de una familia que gana menos de 24 mil dólares anuales. “Algunos de los niños hispanos más pobres lidian además con el trauma que representa estar en el país ‘ilegalmente’ o tener un padre que lo está”, dijo la experta de UCLA.
Así que el problema se agudiza si se le mira como un problema estructural en la sociedad, que además de plantear retos académicos, como capacitar maestros y reforzar currículo debe centrarse en las necesidades básicas de los estudiantes, desde la primera etapa de su educación. “Cosas como nutrición, salud y seguridad, así como la inestabilidad de sus hogares”, señaló Gándara.
Para generar un ambiente propicio a estos cambios los expertos recomiendan que debe hacerse un esfuerzo conjunto de alumnos, padres y maestros, con incentivos para todos; mejores sueldos y mayor capacitación para los educadores, los padres y alumnos deben sentirse bienvenidos al sistema escolar y se les debe ofrecer una educación de alta calidad; donde la lengua materna y la cultura se convierten en poderosa herramienta para potenciar habilidades y destrezas del estudiante, así como corregir inequidades brindando una oportunidad más pareja para todas los grupos. Así podría intentar combatirse con mayores expectativas de triunfar en contra el bajo rendimiento académico y la crisis de deserción escolar que atraviesa al país■