La sequía sigue en California y golpea duro a los pequeños agricultures
Hace 10 años, June Moua comenzó a cultivar cerezas, tomates y uvas en su parcela de 10 acres de extensión al este del condado de Fresno, California. Ahora cultiva hojas de mostaza y Bok choy, una verdura del sureste asiático. Y aunque le dejan más ganancias, consumen mucha agua.
“Cada dos días tienes que regar para seguir, de lo contrario no funcionará. Ellos sólo van a morir heridos, morir”, dice Moua.
June, vende su cosecha en Los Ángeles, en mercados al aire libre. Pero la sequía le ha complicado su negocio.
“Es un desafío como, ¿qué vamos a hacer? ¿Vamos a plantar o no vamos a plantar?“
Mientras June saca agua del pozo, recuerda que antes de la sequía, fluía sin esfuerzo por una tubería desde el pozo hasta sus cultivos. Pero desde hace tres meses tiene que encender la bomba de agua y esperar. A veces hasta media hora.
“Solo tienes que sentarte aquí y tal vez esperar y esperar…”
Por su parte, Ruth Dahlquist Willard asesora de la Universidad de California, en un proyecto que ayuda a los pequeños agricultores, afirma que el problema de June Moua es porque debido a la sequía bajaron mucho los niveles del agua del subsuelo.
“Así es que…sus bombas trabajan más duro para sacar el agua del subsuelo. Y también hay menos agua y el caudal es mucho menor de lo habitual”
June dice qué tener prendida la bomba durante tanto tiempo le ha triplicado sus facturas de electricidad. El año pasado pagaba 300 dólares mensuales; este año su recibo subió a mil y es menor el flujo de agua.
“Obtienes un poco, y pagas más caras las facturas del gas y de la luz”
La asesora Dahlquist Willard dice que la solución es que June construya un pozo nuevo pero más profundo.
A 20 minutos de los campos agrícolas de June Moua, el pequeño agricultor Antonio Cabrera enfrenta el mismo problema. Dice que tener su propia parcela fue un sueño que tenía desde muy niño, cuando vivía en México, país donde nació.
“Pero como no teníamos los medios para ir a la escuela, por eso vine para acá”
Cuando llegó a California, Antonio trabajaba en el campo durante el día y por las noches estudiaba inglés. Siguió estudiando y finalmente se graduó de ingeniero civil. Ahora cultiva 20 acres de limones en los campos de la ciudad de Reedley.
Antonio dice que el año pasado, el nivel de agua subterránea de su pozo cayó a 90 pies; casi lo doble del alcance de su pozo. Consiguió un préstamo para buscar agua a ciento veinte pies de profundidad pero…
“Cuando terminaron la bomba, no pude conseguir agua”
Por la sequía el agua se puede extraer a 142 pies, o sea que a Antonio le faltaron 22 pies. Pero no se desanimó y con un subsidio estatal de sesenta mil dólares perforó otro nuevo a quinientos pies de profundidad. Quiere asegurarse que no le falte agua en los próximos años. Mientras lo terminan, su vecino le vende agua pero es cara.
“Estoy pagando el doble, pero al menos puedo mantener los árboles”
Antonio reconoce que sin el apoyo del estado, no habría podido sobrevivir.
“Es extremadamente difícil para un pequeño agricultor como yo tener dinero en efectivo para resolver estos problemas”
Cabrera espera que con su nuevo pozo logre consolidar su pequeña empresa limonera. Por su parte, June Moua no sabe lo que le depara el futuro. Renta su parcela pero su contrato termina este mes. Le gustaría comprar el terreno, pero sin efectivo en mano, necesitaría obtener un préstamo.
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