La peor crisis que vive Estados Unidos es la negligencia movida por la ambición política
De la redacción
Este viernes expira el seguro de desempleo de 600 dólares semanales para millones de estadunidenses que perdieron su trabajo por la pandemia de covid-19. Por lo menos 30 millones de trabajadores de bajos salarios se hallan colectando la ayuda de desempleo y la cifra va en aumento. Cuando la avalancha de reclamos colapsó más negocios cerraron sus puertas y más trabajadores se quedaron sin empleo. La Oficina de Estadísticas Laborales afirma que la tasa de desempleo se halla en alrededor del 16%.
“El seguro de desempleo ha mantenido a millones fuera de la pobreza…, evitó que la recesión se convirtiera en una depresión”, dijo a la televisión el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer. “Necesitamos extenderlo”, advirtió.
Y es que cuando la Cámara de Representantes aprobó la Ley HEROES (Ley de Soluciones de Emergencia Omnibus de Salud y Recuperación Económica), de 3 trillones (millones de millones) de dólares el 15 de mayo, garantizó que llegaría un segundo cheque de estímulo a los estadunidenses que necesitan ayuda financiera para hacerle frente al COVID-19. El Senado, controlado por los republicanos está debatiendo las numerosas disposiciones de la Ley HEROES, incluido el pago directo de mil 200 dólares a los trabajadores, que es enormemente popular.
Pero el líder del Senado, Mitch McConnell declaró recién que extender este beneficio tomaría de dos a tres semanas, mientras mantiene bloqueadas una serie de propuestas para intentar paliar la crisis. Junto con la Casa Blanca planean presentar hoy su propuesta para una nueva ronda de legislación sobre la ley de estímulo al coronavirus. Pero la administración Trump está lejos de confiar en que llegará a un acuerdo con los demócratas para el final de la semana, y propone una partida de un triillón de dólares, la tercera parte de la propuesta de los demócratas.
Entre tanto, la moratoria federal o prohibición de desalojo, que se incluyó en la Ley CARES en marzo, y que cubría a los inquilinos de edificios con hipotecas respaldadas por el gobierno federal expiró el viernes y los caseros comenzaron a enviar ya notificaciones de evicción para quienes no tengan los dos o tres meses de renta adeudados. Es decir, lo millones de trabajadores desempleados que están a punto de perder también los 600 dólares del único alivio que perciben en medio de la crisis de salud y desempleo.
La próxima ronda de alivio del coronavirus extendería la moratoria federal de desalojo, dijo el domingo a la televisión el asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow. “La administración Trump planea alargar” dicha moratoria.
Por lo pronto, la moratoria del alquiler ampara a por lo menos unos 24 millones de estadunidenses, que temen perder el próximo pago de alquiler a medida que se agotan los beneficios, con pocas o ninguna posibilidad de poder pagar el alquiler del próximo mes, según una encuesta de la Oficina del Censo.
De acuerdo con Aspen Institute, un grupo de expertos sin fines de lucro, “uno de cada cinco de los 110 millones de estadunidenses que viven en hogares de alquiler está en riesgo de ser desalojado a fines de septiembre”. Paralelamente, los refugios para desamparados, que se han visto copados a medida que crece la crisis del coronavirus, no podrán albergar una nueva oleada de gente sin casa.
El exSecretario de Vivienda bajo Obama, y exalcalde de San Antonio, Texas, Julián Castro dijo el fin de semana que nos preparamos para ver “más gente durmiendo en sus autos… o en la calle, si no hay una extensión de la moratoria para el pago del alquiler”, cuando la pandemia de coronavirus está fuera de control. “Una receta para un desastre humanitario, por falta de liderazgo en el nivel federal”, deploró.
Y por sui fuera poco, el presidente Trump y su secretaria de Educación Betsy DeVos insisten en el regreso a clases sin las garantías sanitarias ni una estrategia para evitar la propagación del coronavirus entre los maestros, el personal administrativo de las escuelas y las famiias de los niños, muchas de ellas con personas mayores viviendo bajo el mismo techo .
Estudios recientes ha demostrado que si bien los niños menores de 10 años no son muy propensos a transmitir el contagio, los adolescentes sí lo son. Además, la mayoría de los maestros y padres de familia se oponen a enviar a los menores a la escuela sin dichas garantías, aunque para muchos padres y madres los almuerzos escolares son una parte importante de la alimentación cotidiana de los niños, cuyo financiamiento es el que recortarían Trump y DeVos si los distritos escolares se oponen a reabrir las escuelas■