La IA abre un debate ecológico

El avance de la inteligencia artificial (IA) está transformando la tecnología, la economía, la seguridad. Estados Unidos se ha propuesto convertirse en líder global de este desarrollo, gracias a la colaboración entre gigantes tecnológicos -Google, Microsoft, OpenAI, Apple-, universidades de élite, capital de riesgo, enmarcado en una estrategia geopolítica que, según Donald Trump, será el pilar de la seguridad nacional.

Ante este escenario, el pasado 23 de julio Trump presentó un plan que incluye construir infraestructura tecnológica avanzada, liderazgo en diplomacia, seguridad y defensa internacional, así como la eliminación de regulaciones que obstaculizan el desarrollo de IA.

En este contexto, surge el caso del gobierno de Tucson, Arizona, que evaluó y rechazó la construcción del Proyecto Azul, un megaproyecto de centros de datos diseñado para almacenar y procesar inteligencia artificial, que requiere enormes cantidades de agua y energía. Se trata de un campus de edificios que albergará la estructura física del Internet.

La negativa responde a que uno de los costos ocultos de la inteligencia artificial tiene que ver con su consumo de agua y electricidad, y el impacto que su aplicación tiene en la huella ecológica. Así lo explicó la alcaldesa de Tucson, Regina Romero, en Línea Abierta. Y es que Arizona es uno de los estados más afectados por la sequía. 

“El uso increíble de energía de ese proyecto, junto con el cambio climático nos detuvieron”, explicó. Romero destacó que Tucson y sus residentes desarrollaron el plan estratégico One Water 2100 para conservar agua y establecer mecanismos que permitan aprobar o rechazar proyectos según los valores locales y su plan de acción climática. 

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Con todo y rechazo de la alcaldía y el cabildo de Tucson, el Proyecto Azul no fue eliminado. Actualmente está siendo revisado por el cabildo y la alcaldía de Tucson, que planean un paquete de regulaciones para proteger el medio ambiente y el consumo de agua y reservar los recursos naturales que sostienen a la población de esa ciudad.

Sin desconocer la importancia de la IA para el desarrollo y la innovación, la alcalde de Tucson reclamó el derecho a regular y la autonomía de los habitantes para establecer “cómo y dónde se pueden crear estos grandes centros de datos”. Y respondió no estar alineada con la orden ejecutiva del presidente Trump para desregular protecciones en favor del desarrollo de esta tecnología. 

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