INE, rebasado deja a miles sin votar en Nueva York
Miles de mexicanos que acudieron al Consulado de México en Nueva York, para ejercer su voto por la presidencia de México que concluyó con el triunfo de la candidata electa Dra. Claudia Sheinbaum. Miles se quedaron sin votar. Foto: Marco Vinicio González.
La jornada electoral por la presidencia de México concluyó el domingo con el triunfo de Claudia Sheinbum, que el sistema de conteo rápido del Instituto Nacional Electoral, INE, daba desde anoche el triunfo 2 a 1 a la candidata de la coalición ‘Sigamos Haciendo Historia’, con el 58.7 por ciento, contra el 28.2% de su más cercana oponente. Pero hubo varios triunfos y varias derrotas.
Por un lado, los migrantes mexicanos ganaron el reconocimiento, largamente escamoteado, a su enorme interés por participar en la vida cívica de México, volcándose como un sunami sobre los 20 consulados habilitados como casillas electoras en Estados Unidos. Pero en medio de esta gran fiesta popular, miles de ellos perdieron su oportunidad de votar.
En la ciudad de Nueva York, el Consulado que atiende a varios estados del noreste estadunidense, o sea millones de mexicanos, por disposición del INE designó mil 500 boletas para cada una de las 20 sedes consulares o casillas especiales. Este número de boletas era para quienes no su hubieran podido registrar pero contaban con una credencial vigente; y mil 391 boletas para quienes sí lograron registrarse al padrón electoral.
Testimonios de mexicanos en la ciudad de Nueva York en las larga líneas de espera para votar el 2 de junio de 2024:
Hasta las 8 pm del domingo en que cerraron el consulado, se habían emitido mil 694 votos. De estos, para los mil 391 mexicanos registrados se utilizaron mil 310 boletas.
Vale aclarar que de acuerdo con el Censo en Nueva York viven 363 mil 138 mexicanos. De tal manera que con estas cifras y las de los mexicanos registrados en el padrón, era previsibles que las mil 500 boletas iban a ser insuficientes.
Y así fue. A media tarde del domingo había fila de mexicanos que daban la vuelta a dos manzanas (4 cuadras) antes de llegar al consulado. El ritmo de votación era lentísimo, al parecer por la escasa familiaridad con las computadoras para votar; no había baños en por lo menos cuatro cuadras a la redonda, y algunas familias hicieron malabares para atender sus propias necesidades y las de sus hijos pequeños que los acompañaban.
La gente se preguntaba por qué el INE, en lugar de hacer una fila para registrados y otra para quienes no logeraron hacerlo, sólo habilitó dos líneas: una general y otra para personas mayores de 70 años, discapacitadas, y embarazadas. Pero en esta última había jóvenes, personas que no mostraban a simple vista una discapacidad física, y mujeres que no estaban embarazadas; alguna que otra sí.
La humedad era muy alta en la ciudad de Nueva York y el caor aprertaba. Un primer conteo de voluntarios que se dieron a la tarea de contar a todas esas personas estimaban como a las 2 pm que habría por lo menos unos 6 mil mexicanos en las filas.
De talsuerte que el enorme entusiasmo de los mexicanos que asistían a la fiesta cívica más grande de su historia política en el exterior, iban viendo reducir sus posibilidades de vortar con el lento paso de las horas. Y desde luego, la falta de orden y de información sobre el avance de este ejercicio, más el calor, en más de una ocasión calentó los ánimos.
Hubo gritos no muy agradables contra el INE, y morenistas y prianistas elevaron sus respectivas porras a sus candidatas -ahí práctimaente sólo había de dos sopas-, y en más de una ocasión la policía de Nueva York tuvo que intervenir.
En uno de esos zafarranchos, como a las 4 o 5 de la tarde, que nunca llegaron a la violencia física, una voluntaria del INE salió a la calle y se atrevió decir: ”Si no se calman, ahorta mismo se cierran las casillas”. Obviamente la gente se calentó más. La policía incluso asumio el papel de voceros y dieron información equivocada. Pero inmediatamente un mando superior corrigió el eror.
Por otro lado, conspicuos personajes de distintos partidos, que navegaban como observadores internacionales, asumieron facultades que no les correspondían, y preguntaban a la gente sobre documentos que comprobaran su registro y cosas por el estilo.
A las 8 pm las casillas del consulado cerraron, y con una coordinación admirable la policía cerró también la calle por los dos extremos que da al consulado, dejando por lo menos a unas dos o tres mil personas sin votar, según expertos en la materia. Un policía que parecía un mand medio dijo que lo hicieron por orden del INE.
Muchos mexicanos declararon que era un tremenda falta de respeto y consideración, “por todos lo miles millones de pesos del presupuesto del INE… y su ineficacia”. Otros dijeron incluso que se trataba de “una maniobra del gobierno para desalentar la voluntad de votar”. Y otros más que “nunca volveremos a votar”.
Lo cierto es que con todas las frustraciones de los electores mexicanos y los errores de logística del INE, por lo menos dos cosas quedan claras, aparte del triunfo de la Dra. Sheinbaum: los mexicanos tienen un enorme apetito por participar en la vida política de México (algunos no han podido regresar por su situación migratoria en 30 años); y el INE quedó rebasado y confirmó su ineptitud, según consenso general entre los entrevistados.
Notas de Interés: