Incertidumbre viven quienes solicitan asilo por internet en la frontera
Elga Monzón Rodríguez es una indígena guatemalteca víctima de violencia doméstica.
“Tenía mi esposo, y él tomaba demasiado, y cuando me golpeaba a mí, mi hijo más grande se metía y también lo golpeaba a él”
Dejó a su esposo y sus dos hijos varones y con su hija de 7 años y otra adolescente se vino a la frontera para buscar seguridad en Estados Unidos.
“Recurrí sólo a las dos hembras porque la que tiene 16 años fue violada y está embarazada… pero sí me duele dejar a mis otros dos hijos (llanto)”
Cuando Elga llegó al albergue en Tijuana hace un mes, no pudo inscribirse mediante la aplicación CBP One porque su teléfono es muy viejo. Le prestaron dinero para ir a comprar uno a la calle, pero ya tiene un mes, sin respuesta en el albergue, y está desesperada.
En otro refugio, el venezolano Irvin espera impaciente su cita de asilo. Tiene más de 7 meses de travesía huyendo de la persecución de su gobierno por manifestarse en su contra, dice. Viaja junto con su esposa y tres hijos, el más pequeño de 3 años.
“Nosotros nos entregamos antes de que terminara el título 42, por Juárez”
Irvine dice que solicitaron asilo primero en Costa Rica, después en Monterrey, y cuando cambió la ley, a través de la aplicación CBP One solicitó en Ciudad Juárez, Chihuahua. Le prometieron enviarlos a un albergue en San Diego, California, pero ni les dieron cita y más bien los deportaron a Tijuana
Para la Licenciada Ruby Rodríguez, Responsable Legal del albergue Casa del Migrante en Tijuana, las autoridades de Estados Unidos han hecho más difícil solicitar asilo ahora con el título 8. Muchos no tienen teléfonos inteligentes, dice, se cae la señal y se la pasan pegados al teléfono todo el día hasta que les contesten.
“Hay como todas estas barreras que parecen ser un proceso bastante excluyente para la mayoría de las personas”
Pero además, para los inmigrantes ahora con las solicitudes cibernéticas la incertidumbre es mayor, porque ahora ya ni siquiera pueden hablar con personas reales, de Inmigración, sostiene la madre Albertina Pauletti, directora del albergue Madre Asunta.
“Hicieron lo que es la aplicación CBP One, y no son las instituciones, no es nadie en especial que hace pasar a la gente, sino que es la misma aplicación, es el gobierno de Estados Unidos que aprueba o desaprueba”
Aunque no se desbordaron las fronteras al fin del título 42, sino que tres semanas después poco a poco cientos que están llegando se están aglomerando en la parte mexicana de la entrada de la garita de San Diego.
La licenciada Rodríguez señala que otros migrantes, cansados de la larga espera, están explorando la posibilidad de legalizar su estancia en México, porque dicen que regresar a sus países no es una opción, como la guatemalteca Elga.
“Para ver si me lo dan –asilo en EU– y si no, pedir asilo aquí en México y quedarme en México”
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