En elecciones, lo positivo de la inmigración
Estos son los inmigrantes indocumentados, en la dura labor agrícola, sin seguro de salud ni esperanza de una reforma migratoria, los que mantienen a flote la economía de este país. Foto: Heidi de Marco.
Esta semana el presidente Joe Biden solicitó al Congreso 4 mil 700 millones de dólares en fondos de contingencia a usarse si los cruces migratorios rebasan determinada cantidad a diario. Es un trámite, pues los republicanos de la cámara baja ya rechazaron una partida mayor en el plan de ayuda a Ucrania para que Donald Trump siga explotando el tema de la migración en su campaña.
Biden intenta demostrarle a los electores que se están tomando medidas para abordar los temas de la frontera y de la inmigración, que pasaron de estar de los últimos lugares a los primeros en el interés de los votantes.
Esto me lleva a hacer una observación sobre el discurso de Biden acerca del Estado de la Unión la semana pasada. Y no se trata de que haya empleado el término “ilegal” para referirse al indocumentado, imputado por el asesinato de la joven estudiante de enfermería en Georgia, Laken Riley. Biden luego dijo que no debió utilizarlo. Fue más bien su insistencia en promover el proyecto republicano de ‘seguridad fronteriza’ que revive nefastas propuestas de Trump, incluidas las que minan las leyes de asilo.
Es demasiado entusiasmo por un plan, acerca del cual los demócratas hicieron incómodas concesiones denunciadas por grupos pro inmigrantes. Es quizá el ejemplo más reciente de un patrón de conducta demócrata durante las pasadas décadas, cuando se ven arrinconados por los republicanos en el tema migratorio para hacer concesiones con la esperanza de obtener algún avance.
Esta estrategia es efectiva si la otra parte negocia de buena fe. Pero Trump y su ejército republicano solamente buscan politiquear con el tema; mentir, apelar al racismo y la xenofobia, tal y como lo hacen ahora con la tragedia de la joven Laken Riley. No buscan soluciones. Quieren caos y crisis.
Hace dos semanas en la frontera Biden dijo que quiere trabajar con Trump y los republicanos para que este lenguaje migratorio avance. Es irónico que todavía piense que Trump y los republicanos quieran colaborar en inmigración. Pero precisamente los votantes pueden ver los contrastes entre un presidente que al menos intenta que algo avance y un expresidente que hace todo por evitarlo.
Esto lo han enfrentado expresidentes demócratas en época electoral cuando buscan apelar a votantes más allá de su base, aunque a veces irónicamente terminan decepcionando a electores de su base.
En 1996, enfrentando la reelección y la presión de un Congreso republicano, Bill Clinton convirtió en ley dos de las reformas más restrictivas en la historia de Estados Unidos: la de asistencia pública o welfare, que incluso negó beneficios a residentes permanentes; y la de inmigración, que entre otras cosas nos dio las prohibiciones de ingreso (Ley del Castigo) de tres y diez años que impidieron regularizarse a millones de indocumentados con vínculos familiares con ciudadanos o residentes permanentes.
Barack Obama ganó la presidencia en 2008 prometiendo una reforma migratoria y obtuvo 67% del voto latino. Pero para “atraer” apoyo republicano, deportó a media humanidad y fue tras la enorme presión de los Dreamers que giró DACA en 2012 enfrentando una reelección y el descontento de electores hispanos. Tras DACA, Obama aumentó su apoyo entre los latinos a 71% en su reelección en 2012 probando que tomar medidas audaces y beneficiosas en materia migratoria y explicando a los votantes las enormes aportaciones de los inmigrantes rinde frutos en las urnas.
Entiendo la presión sobre Biden por la frontera. Quiere demostrar firmeza pero los republicanos MAGA jamás lo apoyarán aunque deporte a millones. Y los electores oscilantes, como el resto de la población, quieren una solución balanceada que integre la seguridad fronteriza con una vía a la legalización y otras avenidas que permitan el ingreso de inmigrantes de manera regular. Se pueden hacer ambas cosas.
Como hemos repetido en este espacio, hay que estar a la ofensiva, no a la defensiva hablando también de lo positiva que ha sido, es y será la inmigración para nuestra economía y para la fibra de esta nación.