En Guatemala preocupa expulsión de Comisión Anticorrupción
Guatemaltecos que apoyan a la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG).
Se escuchan las notas desafinadas de un mariachi…
En el primer día de una Guatemala sin la Comisión Internacional contra la Impunidad, mejor conocida como CICIG, un grupo de guatemaltecos manifiestan su alegría en las afueras de sus oficinas ya vacías. Es gente bien vestida y los acompaña un mariachi desafinado. Y parados en la banqueta sostienen mantas gigantes con la consigna: “Fuera del País”.
Sonido del mariachi en el trasfondo…
Los manifestantes critican a una comisión internacional que desde el 2007 llevó a la cárcel a dos ex presidentes y a una ex vicepresidenta; a varios miembros del Congreso; a numerosos alcaldes y a otros altos funcionarios, así como a narcotraficantes y empresarios. Su última investigación le costó la libertad a Sandra Torres, ex primera dama y candidata presidencial en las dos últimas elecciones.
En su doce años de vida, la CICIG obtuvo mucho apoyo dentro y fuera de Guatemala, pero también hizo enemigos muy poderosos.
Se escucha a Matías Ponce leyendo una lista de quienes lo apoyan…
“Hemos notificado oficialmente al Secretario General de Naciones Unidas, la no renovación del mandato de la CICIG…”
Cuando la Comisión acusó al presidente actual, Jimmy Morales, y a varios miembros de su familia de financiamiento ilícito en sus campañas electorales, empezó una campaña en contra de la comisión que culminó en agosto del año pasado cuando Morales, flanqueado por docenas de militares de alto rango anunció que después del 3 de Septiembre de 2019 la comisión ya no funcionaría más en Guatemala, porque actuaba como un grupo terrorista:
“Sembrando el terror judicial en Guatemala. Este actuar violenta nuestras leyes, el derechos internacional y los principios, reglas y prácticas internacionales así como el mismo mandato de la CICIG”
Mientras Morales hacia sus declaraciones, jeeps militares circulaban alrededor de la sede de la comisión en la Zona 14 de la capital guatemalteca, dice el portavoz de la CICIG, Matías Ponce, originario de Uruguay y quien reconoce la valiente protección que le brindaron los periodistas.
“Yo recuerdo muy bien cuando yo tuve que salir a la calle y dar mi mensaje de calma y de que nosotros queríamos permanecer aquí en Guatemala trabajando, los periodistas hicieron una barrera humana entre mi persona y los militares”, señaló Ponce.
Ponce rechaza los argumentos del presidente Morales y señala que a pesar de campaña negativa que enfrentaron, los últimos logros de la CICIG, desde el año pasado hasta la fecha fueron muy productivos:
“Hemos lanzado más de 20 casos. Hemos presentado también más de 20 reportes sobre temas muy importantes para Guatemala, como el financiamiento electoral ilícito. Cómo las redes criminales en el Congreso se involucran en la justicia”
Ahora que la CICIG ha salido del país, periodistas, defensores de derechos humanos, líderes indígenas y jueces independientes expresan temor de lo que pueda pasar en una Guatemala sin la vigilancia de esta comisión. Aunque son momentos difíciles también hay esperanza, dice Jo-Marie Burt, miembra de la oficina de Washington para América Latina y una experta en Guatemala.
“Lo que yo espero es que lo aprendido en el Ministerio Público, en el organismo judicial y en los ciudadanos, para ayude a generar capacidad de resistencia en este momento frente a esa embestida que se viene”
Por su parte, el jurista colombiano Iván Velásquez, a quien el presidente Morales le ha prohibido la entrada a Guatemala y que dirigió la CICIG desde el 2013, señala que a pesar del temor la sociedad civil puede impedir que se retroceda en la lucha en contra de la corrupción y la impunidad, pero depende de dos pilares fundamentales.
“La ciudadanía activa y los medios de comunicación independientes… Si estas dos fuerzas actúan podríamos decir que no todo está perdido en el país”
Mientras tanto, el presidente electo, Alejandro Giammattei anunció que una vez que tome posesión de su cargo en enero instalará una nueva comisión para combatir la corrupción; pero algunos dudan que esa comisión tenga la fuerza y la autoridad moral, como la que tenía la CICIG, para hacer cambios reales en el Estado cautivo, en el que piensan se ha convertido Guatemala■
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