El ‘voto no ciudadano’ es “desvanecidamente raro”, dicen autoridades
Residentes de Colorado comparte preocupaciones electorales y movilizan el voto en sus comunidades. Foto: El Comercio.
A 6 días de las elecciones federales 2024 en Estados Unidos, con las firmas encuestadoras marcando prácticamente un empate técnico entre los candidatos presidenciales demócrata y Republicano, Kamala Harris y Donald Trump respectivamente, los republicanos vuelven a reanimar el discurso de los votantes indocumentados, y el desmentido fraude electoral en su contra.
Este infundio, que no presenta prueba alguna para sustentar sus acusaciones, que presuntamente “amenaza a un sistema de elecciones libres y justas”, que ha sido desmentido o ‘factschequeado’ repetidamente, está siendo divulgado con una retórica de odio y divisionismo que denigra a todo el sistema electoral y a la democracia misma.
Pero las persistentes revisiones de las listas de votantes o padrones electorales constatan la extrema rareza de estos casos de votantes indocumentados. Auditorías recientes de los padrones en estados como Georgia, Ohio y Iowa descubrieron casos de votación de no ciudadanos que, en general, equivalían a sólo una muy pequeña fracción del número total de votantes registrados en los estados, y algunos casos fue porque se había naturalizado y esto no aparecía en los registros de dichos casos votantes, que luego se descubrió que no eran indocumentados.
Con todo, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott y su controvertido fiscal general, Ken Paxton siguen impulsando la ley S.B. 1 como “una salvaguardia contra el voto no ciudadano”, dicen, lo que sus críticos llaman “intimidación a los votantes”.
Entre tanto, Trump reanimó la campaña sobre la “ilegitimidad” del triunfo de Biden en 2020, simplemente negándose rotundamente a conceder lo contrario. Pero funcionarios electorales, así como numerosos tribunales han dicho repetidamente que no hubo fraude electoral en 2020.
Incluso tras lo ocurrido en el masivo mitin de campaña de Trump este domingo en el Madison Square Garden de Nueva York, donde uno de los amenizadores del evento comparó a Puerto Rico con “una isla de basura flotando en el mar”. Luego la campaña de Trump se deslindó de los ofensivos comentarios pero el exmandatario todavía no se deslinda y hasta llamó al evento como un Love Fest (Festival de Amor).
Según Víctor Martínez, presidente y CEO de una red de estaciones de radio en español a través de Pensilvania, un estado férreamente disputado entre demócratas y republicanos, dijo que las declaraciones en el Madison indignaron a los puertorriqueños en ese estado, donde viven 300 mil de ellos que están registrados para votar. Trump también ha llamado a Estados Unidos un bote de basura, declaración que no ha sido desmentida o abordada siquiera.
“Pensilvania es un estado latino”, dijo Martínez, señalando a varias de las ciudades del estado con más del 50 por ciento de la población siendo latinos. Y contó la historia de un puertorriqueño que en Pensilvania fue entrevistado por la emisora de Martínez, luego de que había votado por adelantado por Trump, el puertorriqueño dijo estar muy arrepentido, y a la pregunta de “Bueno, ¿y ahora qué?”, este respondió que ya no podía retirar su voto, como quisiera, pero que ahora en los 6 días que faltan para el 5 de noviembre, se dedicaría a convencer a sus amigos que no han votado todavía para que voten por Kamala Harris.
Es decir, las palabras tienen consecuencias, para bien y para mal. Para bien, está esta historia del puertorriqueño arrepentido como ejemplo; y para mal, está la consolidación del grupo MAGA y una sociedad dividida, con los negacionistas del covid, del cambio climático, de las elecciones, etcétera, que ya están cantando el fraude electoral presuntamente perpetrado por indocumentados, lo que pare una movida que está preparando un escenario de caos para retrasar la certificación de la elección.