Destacado guitarrista ayudó a dar realce en Colorado a la música popular mexicana
De la redacción
Martín Cruz murió a los 53 años de edad. Michelle Abeyta, reconocida trovadora de música tradicional y de música litúrgica fue amiga y compañera de cantos de Martín, y ahora ha pasado a ser una verdadera activista cultural y promotora de cantos ancestrales.
“Asistí a una celebración conmemorativa de su vida aquí, en Colorado Springs, con su esposa, su hija y sus cuatro hijos que no pudieron asistir a su funeral en México”, dice esta colega artística de Martín.
Brenda, la esposa del extraordinario guitarrista dijo en su momento a Abeyta que “fue finalmente imposible… Su corazón estaba en México y debería terminar en el lugar que tanto amaba”.
Muchos de los amigos y personas que querían a Martín y a su música, compartieron la misma historia: “Martín era un apasionado de la música y le encantaba compartir las canciones de México con el mundo. Tenía un espíritu alegre, compartía generosamente su talento enseñando a otros a tocar, y siempre estaba listo para cantar y tocar una canción”, afirma la cantante de música litúrgica.
Señala que sus hijos recordaron que él trajo vida al hogar… “Sus nietos lo adoraban. Era cariñosamente conocido como Papa”.
Martín había aprendido recientemente la canción “Recuerdame”, de Coco, la película de Disney. Su hijo, Regan, dijo que mientras su papá cantaba esta canción las lágrimas le asomaban por los ojos. Con la muerte de su padre, Regan prometió aprender esa canción algún día, para honrar a su papá.
En la celebracion, dice Abeyta, “Reagan cantó entonces una hermosa interpretación en la guitarra de Martín, una guitarra clásica Pimentel hecha en México a la medida de su padre. Mientras, los otros 4 niños cantaban suavemente y entre lágrimas”.
A la edad de 9 años Martin había partido solo de su hogar para ganar dinero y ayudar a su familia tras la muerte de su padre. Se enseñó a tocar la guitarra y pronto aprendió que podía ganar con este talento. Conoció a una joven en México, pero el padre de ésta le dijo a Martín que nunca podría ser un buen proveedor para su hija. Y sugirió a Martin que mejor tocara para la gente en los autobuses de la ciudad, en busca de propinas.
Sin embargo, Martin descubrió que podía tocar y cantar bien, ya que a los jinetes les encantaba su música. “¡Perdió a la joven, pero ganó una nueva pasión!”, la música, dice quien fuera su amiga.
“Martin parecía conocer todas las canciones de México, así como los clásicos estadunidenses del rock and roll de los años 60 y 70. Uno podría pedir cualquier canción de los Beatles y Martin la sabía…. Echaré de menos la forma en que acompañó mi canto con su guitarra rítmica, con sus hábiles adornos de requinto”.
Martin podría superar las introducciones e interludios de los más famosos tríos de guitarra de requinto en todo México, dice Abeyta. “Cuando entreteníamos a una multitud tocaba salsa o cumbias mientras bailaba en un círculo, en ese estilo latino que hacía gritar a las damas, y nunca rechazaba repetir una pieza que le pidieran”.
En un viaje que hizo en septiembre por Colorado Samuel Orozco, Director de Noticias de Radio Bilingüe para entrevistar a notables músicos expertos en los cantos de Rio Arriba (la región del norte del Rio Grande), Orozco entrevistó a la cantante Michelle Abeyta, quien a su vez invitó a Martin Cruz, que siempre la acompañaba en la guitarra, para que fuera entrevistado también.
Escuche la entrevista: