Crisis de Opioides: Muertes y Soluciones Comunitarias
El consumo de sustancias ilícitas es un problema social que a menudo se cruza con la seguridad pública. De acuerdo con el Instituto Nacional de Uso de Sustancias 40.3 millones de personas en Estados Unidos tuvieron un Desorden de Uso de Sustancias (SUD) en 2020, y sólo el 6.5 por ciento recibió tratamiento. En 2021 la cifra saltó a 107 mil personas y en 2023 fueron 117 mil los muertos por sobredosis de opioides.
Las personas de color (afro y nativo-estadunidenses y los nativos de Alaska) tuvieron las tasas más altas de mortalidad, y hasta mayo de 2023 los latinos (12%) tuvieron una marcada diferencia en las tasas de mortalidad por este concepto con los no hispanos (9%), según el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades, CDC.
Vale notar la existencia de múltiples subepidemias, por decirlo así, en la actual crisis de sobredosis de opioides; como las desigualdades sociales y estructurales que exacerban los efectos de la crisis de la sobredosis de opioides en las comunidades latinas y de color, por lo que es urgente desarrollar soluciones centradas en la comunidad, dice PublicMed.
La Administración para el Control de Drogas (DEA) dice por ejemplo que hay un fuerte aumento en el tráfico de fentanilo mezclado con xilacina, también conocida como “Tranq”, un potente sedante que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha aprobado para uso veterinario, y que es aún más mortal.
En 2022 la DEA encontró que aproximadamente el 23% del polvo de fentanilo y el 7% de las píldoras de fentanilo incautadas contenían xilacina”, que contaminan el suministro de drogas como la heroína, la cocaína, la metanfetamina en las pastillas falsificadas, dice el CDC, por lo que sostienen que hay que redoblar esfuerzos específicos en la intervención.
Van sólo algunas propuestas leves, detectadas para hacerle frente al problema:
La Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York lanzó un salvavidas para la reducción de daños y mortalidad por sobredosis, a través de una furgoneta móvil para adictos negros y latinos que consumen drogas en New Haven, Connecticut, y el distrito del Bronx, Nueva York. Les provee intervención de primeros auxilios, antídotos como la naloxona, agujas limpias, etcétera.
En Miami, los latinos asisten a oficinas del Obamacare en centros comerciales y otros lugares públicos para renovar su cobertura antes de que termine el año. Según datos federales, la Ley de Salud es más popular en La Florida que en cualquier otro lugar del país.
Mientras, California aborda su crisis de fentanilo con dos nuevas leyes que entraron en vigor en enero, facilitando el acceso a medicamentos que revierten los efectos de las sobredosis de opioides y actualizando la llamada ley del buen samaritano, para incluir a quienes administran medicamentos contra las sobredosis.
Y en Colorado, la Legislatura debate sobre los “sitios de inyección seguros”, donde se puede consumir drogas ilícitas bajo la supervisión de personal médico, con la esperanza de tener resultados positivos en la actual crisis de salud pública, que en 2023 acabó con la vida de 522 personas nada más en Denver, y de mil 454 muertes por sobredosis de drogas en todo el estado, de 2023 a la fecha.
Photo:Yourhandplease/Adobe Stock