COP30: Entre la esperanza y la urgencia climática

Plantas generadoras de distintos tipos de energía en Estados Unidos. Foto: derl sitio web de la Agencia de Información Energética/ eia.
En 2015, durante la COP21 se firmó el Acuerdo de París y los países se comprometieron a limitar el calentamiento global a 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales (1850-1900). Diez años después, en la COP30 celebrada en Belén, Brasil, el secretario general de la ONU, António Guterres, calificó de “un fracaso moral y una negligencia mortal” haber superado esa meta, advirtiendo que tendría “consecuencias dramáticas” para la humanidad. Así, exhortó a los líderes a un “cambio de paradigma” que evite “empujar a los ecosistemas más allá de puntos de inflexión catastróficos” y a “miles de millones a condiciones inhabitables”.
En plena emergencia climática, la Amazonía brasileña acoge a representantes de más de 30 países —de los 193 miembros de la ONU—, aunque el gran ausente es el gobierno federal de Estados Unidos, el principal emisor histórico de carbono. En su lugar, acudieron gobernadores y alcaldes con compromisos de reducción de emisiones.
Como anfitrió, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que “sería mucho más barato colocar 1,3 billones de dólares anuales para acabar con el problema del calentamiento global que los 2,7 billones para hacer la guerra”; y advirtió: “Nos movemos en la dirección correcta, pero a la velocidad equivocada”.
Desde Brasil, Meisei González, de GreenLatinos, describió en Línea Abierta que la cumbre arrancó con “energía y emoción. Lo que más se siente es una mezcla de esperanza y urgencia. Todo el mundo habla de justicia climática y de financiamiento. Este lugar es el corazón del planeta y el hogar de los pueblos indígenas que lo han cuidado por generaciones. Su sabiduría nos muestra otras formas de proteger nuestra casa común”.
Javier Sierra, de Rewiring America, coincidió y añadió que “hay ganas de recuperar todo el tiempo perdido”. Aunque “hablamos y hablamos del tema climático y salimos todos deprimidos”. No obstante, destacó que “por primera vez en la historia, la energía renovable generó más electricidad que el carbón en todo el mundo durante la primera mitad de este año”.
Según el especialista, “las energías solar y eólica crecieron tanto que satisficieron la demanda de crecimiento energético global; las emisiones de combustibles fósiles no sólo dejaron de crecer, sino que incluso se redujeron marginalmente por primera vez”. Sin embargo, advirtió que “los niveles de gases de calentamiento global siguen estando a niveles estratosféricos, a pesar de las buenas noticias”.
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La ausencia de Estados Unidos y China, los dos mayores contaminadores, motivó críticas del gobernador de California, Gavin Newsom, quien consideró una “falta de respeto a los estadunidenses” que su gobierno no asistiera a la COP30, dada la relevancia de Brasil como socio comercial. Por su parte, Meisei González celebró la presencia de Newsom y el liderazgo climático de California, pero criticó “los retrocesos en la transición hacia la energía limpia, sobre todo para las comunidades más necesitadas … Si quiere ser un verdadero líder climático, debe demostrarlo con hechos, no sólo con palabras”, dijo.
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Meisei advirtió que “muchas políticas climáticas no transforman el sistema, sino que lo mantienen igual. Siguen invirtiendo en tecnologías muy caras en lugar de enfocarse en transporte público eficiente, tarifas eléctricas justas o energía limpia comunitaria”. Y concluyó que “no estamos fortaleciendo a las comunidades que ya están haciendo el trabajo desde abajo”.
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