Clases de tambor afrocolombiano motivan a presos e inspiran a sus maestros
Amb: sonido de tambores.
Juan Reyes: “Me llamo mucho la atención, cuando vi la palabra cumbia y tambores, dije: quiero aprender”.
Amb: sonido de tambores
Steven Avaloy: “We only have 2 hr. of yard per day, so we stuck in the dorm about 22 hr. and, when we come to this programs release the stress we are going through. Help us to stop thinking about the family, opening our mines to new things”
Trad: “Solo tenemos 2 horas por día para estar en el patio. Así es que nos la pasamos recluidos 22 horas en el dormitorio y cuando venimos a este programa, soltamos el estrés por el que pasamos. Nos ayuda a dejar de pensar en nuestras familias, y nos abre la mente a cosas nuevas”.
Amb: sonido de tambores (breve interludio)
Eugene Mitchell: “I’m being locked up, 15 years me being incarcerated, for the first time play drums. We never having a drumming program”.
Trad: “Tengo 15 años preso y es la primera vez que toco el tambor. Nunca hemos tenido un programa de percusión”
Ellos son Eugene Mitchell, Steven Avaloy y Juan Reyes, tres de los más asiduos alumnos de un muy singular curso de tambor afro-colombiano que ofrecen maestros de este arte tradicional en la prisión de Norco, en el sur de California.
Amb: tambores
Juan tiene 33 años. Nació en la ciudad de México. Desde pequeño vive en California. Lleva casi cuatro años preso y en menos de dos años recuperará su libertad. Ese deseo de libertad lo animó a inscribirse en estas clases de percusión.
Juan: “Te quitan tiempo, por ser partícipe de esta clase, como una semana de tu sentencia”.
Amb: tambores
Juan, que fue de los primeros en inscribirse, se hizo también promotor. Regresó a su celda y convenció a su amigo Steven para que se apuntara.
Juan: “Le dije ¡hey! deberías de ir a ver, you know, esta clase esta divertida y como él es de Belice.
Belice es un país de raíz afro-caribeña en la península de Yucatán. Allí nació Steven, a quien su familia trajo de muy pequeño a Estados Unidos. Por falta de documentos, prácticamente no asistió a la escuela y no aprendió a leer ni escribir. Ahora tiene 38 años, 13 de ellos se los ha pasado en prisión.
Amb: tambores.
También Steven ahora es un convertido devoto del tambor. En la celda que comparte con cerca de 60 presos habla con Juan de las virtudes de la percusión.
“Yes, we go out and tell people about this program. We tell them about how fun it is”.
Trad: “Si, nosotros aquí promovemos este programa. Les decimos que es muy divertido”
Sonido de tambores de la clase.
“Son tres ritmos… there is basic rythms…”
Juan dice que como no tiene tambores propios, durante la semana practican tamborileando en una gaveta de su dormitorio.
Amb: tamborilenado
Se cruza con sonido de la clase…
Eugene Mitchell es uno de los alumnos más destacados. Tiene 34 años y creció en el área Sur Central de Los Angeles. Cuando tenía 17 años tocaba tambor en la banda de su escuela. Pero luego se metió en serios problemas con la ley. Hoy enfrenta una larga condena. Desde entonces, no había tenido la oportunidad de tocar un instrumento de percusión. Hoy Eugene se reencuentra con su pasión juvenil, y con un instrumento que lo conecta con sus ancestros.
Eugene: “How start it with the slave trade, you know, and how the people kept their culture trough out the harsh conditions.
Trad:“Como todo empezó con la trata de esclavos, sabes, y como la gente mantuvo su cultura aun en condiciones muy difíciles”
Amb: Tambores
Eugene: “The same thing is here, you know, we live in the harsh conditions. But you got to keep it; you got to maintain and keep it in focus. No matter how their progress, how hard it is. You got to come with some things positive and a motivation to keep it going, you know, it’s what they did and is what we’re still doing”.
Trad: “Lo mismo sucede aquí, sabes, vivimos en condiciones muy difíciles. Pero para conservarla tienes que mantenerte firme y enfocado. No importa lo difícil que sea como progreses. Algo bueno y positivo debe de quedar y motivarte para salir adelante, sabes, eso es lo que hicieron ellos y eso es lo que todavía estamos haciendo”
El maestro de estos internos aprendices de la percusión es Eduardo Martínez, quien dice que viene a estos encuentros por vocación.
EM: “Siempre he estado enfocado en trabajar con la comunidad”.
Eduardo es un destacado músico que creció oyendo la música de raíz africana, en la que reinan el tambor y las percusiones, en su natal Cartagena de Indias, principal puerto de entrada de los esclavos africanos a Sudamérica ubicado en lo que hoy es Colombia. Eduardo pasó los primeros años de su carrera dando clases de danza y percusión folclórica a jóvenes del barrio, para alejarlos del delito y la violencia.
EM: “Los jóvenes que estaban en un momento dado queriendo, por el ocio y otra cosas, ir al precipicio, digo yo, ir al barranco, meterse en situaciones indebidas… ”
Ya radicado en Los Ángeles, Eduardo se asoció con un percusionista paisano suyo: Alberto López, quien se formó musicalmente en Estados Unidos pero guiado por Eduardo aprendió de los asuntos del arte tradicional.
AL: “Muchos artistas piensan que el arte, y actúan de esa manera, es para su bien. Entonces nosotros pensamos que estamos al servicio del arte para el bien de la comunidad”.
Y ahora, la comunidad a la que Eduardo y Alberto sirven es la de los reos internados en esta prisión estatal de mediana seguridad, que alberga presos con 10 años o menos de sentencia, gracias al proyecto Arte en las Prisiones, que coordina en varios penales la organización Alianza para las Artes Tradicionales de California (ACTA).
EM: ‘” Si, nos propusieron a los dos que ese proyecto lo trasladáramos aquí, no lo dudé, una oportunidad porque es lo que he venido haciendo, es lo que me nace”
Eduardo considera que, al igual que lo que vio en los inicios de su carrera, el redoble de las percusiones tiene un poder sanador, terapéutico, entre los oprimidos.
EM: “El tambor es una especie de liberador y sicólogo al mismo tiempo. La vibración que bota ese tambor rompe tensión, aquí todo mundo está riendo, y disfrutando y descargando toda la energía en los parches del tambor”.
Ambiente de calentamiento:
Inician las clases con ejercicios para que los alumnos coordinen pies y manos. Así, pueden comprender juntos la importancia del tiempo, un aspecto esencial en la música.
EM: “Es una dinámica de grupo. Ya ellos van aprendiendo que tiene que llevar un tiempo para poder tocar con los demás, el uno con el otro. Se van dado cuenta que hay que tener control, que hay que todos unirse para que suene y eso también es muy importante”.
Ese mensaje lo han captado muy bien Juan Reyes y Eugene Mitchell.
JR: “Llevar ritmo y tiene que ver también con tu vida, como que voy a poder salir y llevar conmigo, verdad”.
EM:“The way things are going, you know, life is fear, you know what I mean. You got to understand how manipulate the life situations where you won’t react in a negative way, so, drumming is. Do to the class, now you establish a bond. Because you come to the class every week, play every week together so now you know. It’s a form to bringing us together”.
Trad: “Como van las cosas, sabes, la vida de miedo, ¿sabes lo que quiero decir? Tú debes de entender como manipular las situaciones que la vida te plantea y donde no reaccionar de manera negativa, así como los tambores. Ahora gracias a la clase, tu estableces un vínculo, porque vienes a la clase semanalmente, tocamos juntos cada vez y es una forma de unirnos”.
Amb: tambores
Y así como la música y las percusiones han contagiado para bien a estos aprendices, también el maestro Alberto López dice sentirse transformado e inspirado para componer nuevas creaciones musicales.
AL: “De estar sofocado de no poder respirar bien, de la añoranza de la libertad. La canción que hice tenía que ver más dejar atrás una situación amorosa, pero a mí lo que me hizo sentir eso fue pensar en la experiencia de estos hombres con los que trabajamos”.
La rehabilitación de los presos a través del arte no es nueva. Pero estos programas suelen recurrir a las artes visuales y el teatro clásico. Poco se han cultivado las artes tradicionales en las comunidades penitenciarias. Y el actual proyecto de ACTA está dando resultados, destaca Quetzal Flores, uno de los miembros de ACTA que ayudo a desarrollar el programa Arte en las Prisiones desde hace 5 años.
QF: “Estos son artistas que vienen de las mismas comunidades. Poner a estos artistas tradicionales en contacto con esta gente dentro de las cárceles les da caminos hacia afuera para conectarse con la comunidad de una manera bastante constructiva”
Los tres presos que compartieron sus historias durante las clases de tambor afro-colombiano tienen cuatro cosas en común: son solteros, cayeron presos muy jóvenes, están en camino de recuperar su libertad y sueñan con rehacer sus vidas, como Juan Reyes.
JR: “Salir y ser una persona diferente, verdad, casarme, tener hijos, caminar derecho”.
Steven Avaloy.
SA:“I see myself been very successful when I got out of prison. After been 13 years in prison, is all I think about, is how can better myself, my community and my family”.
Trad: “Yo me veo muy exitoso cuando salga de prisión. Despues de 13 años de encarcelamiento lo único que pienso es como mejorar yo mismo, mi comunidad y mi familia”.
Eugene Mitchell.
EM:“I got goals; I’m wanted to be a personal trainer when I get out. Have kids, get married, have a normal life”.
Trad:“Tengo metas; cuando salga quiero ser entrenador personal. Casarme, tener hijos y una vida normal”.
Y si de sueños hablamos, el percusionista e instructor Alberto Lopez expresa la visión que tiene del futuro del programa, Arte en las Prisiones.
AL: “Expandirlo para que otros estudiantes y otros músicos vengan y participen y se vaya expandiendo el programa dentro del sistema de las prisiones y las clases sean un agente de cambio sistémico. Para que no siga siendo esto una industria antihumana de la esclavización”.
Ambi: tambores, guitarra y jarana
Mientras maestros y alumnos sueñan despiertos, hacen una rueda y finalizan la clase de ese día con el popular son jarocho de las costas afromexicanas, El Colás.
Ambi: canción
Para la Edición Semanaria del Noticiero Latino, desde Norco, California, Ruben Tapia.
Este reporte es parte de la serie Arte en las Prisiones financiado por la Alianza de California para las Artes Tradicionales – ACTA – con fondos del Concejo de las Artes de California. ACTA ha pasado veinte años trabajando para que las tradiciones culturales florezcan en el estado. Los programas de ACTA ayudan a la gente a conectarse con su herencia y a hacer que sus tradiciones sigan siendo parte central de sus vidas. Arte en las Prisiones es uno de esos programas, que instruye a los internos en el arte de contar y compartir sus historias a través de las artes tradicionales y la música.