Biden y Trump en ‘duelo migratorio’ al estilo de Viejo Oeste en la frontera
Maribel Hastings
Con su triunfo ante Nikki Haley en la primaria republicana del sábado en Carolina del Sur, Donald Trump se acerca más a la nominación presidencial republicana y si venciera a Joe Biden en noviembre, los excesos de su primera presidencia palidecerían ante el caos que supondría una segunda administración Trump, particularmente cuando de inmigración se trata.
Y como si esta amenaza de Trump en materia migratoria no fuera suficiente, a corto plazo el presidente Joe Biden, con la presión política de año electoral ante una frontera caótica y con miles de refugiados en ciudades demócratas, estaría considerando órdenes ejecutivas que le permitirían, entre otras cosas, cerrar la frontera si la cifra de cruces irregulares sobrepasa cierta cantidad, conducir deportaciones expeditas y endurecer los criterios para solicitar asilo.
De hecho, en una especie de “duelo” al estilo del Viejo Oeste, Biden y Trump visitarán la frontera entre Texas y México este jueves. Biden irá a Brownsville y Trump a Eagle Pass. Los reportes de prensa informan que Biden planifica señalar a los republicanos por rechazar en el Senado su propia propuesta de seguridad fronteriza, y Trump, por su parte, buscaría explotar los incidentes violentos de las pasadas semanas que involucran a inmigrantes.
Trump ha hecho de la frontera y de la inmigración su tema central de campaña para atizar a su base MAGA. La advertencia de una “purga” de migrantes, de campos de detención de indocumentados y de deportaciones masivas no son amenazas huecas. Sus proponentes, como el maquiavélico asesor de Trump, Stephen Miller, han tenido los pasados cuatro años para perfeccionar su maldad buscando mecanismos que les permitan implementar esas propuestas sin que sean frenadas en los tribunales.
Son intentos de seguir el modelo del presidente Ike Eisenhower y su “Operación Espalda Mojada” de los años 50 que removió del país a más de un millón de mexicanos, incluyendo ciudadanos estadounidenses. Pero también se propone el retorno del Título 42, cancelar el TPS afectando a 700 mil beneficiarios, el regreso de la Tolerancia Cero, negar la ciudadanía a niños nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados, e imponer una prueba ideológica a los solicitantes de visa, entre otras cosas.
Muchas de estas propuestas están contenidas en el Proyecto 2025 de la Fundación Heritage. Un análisis del Centro Niskanen sobre el Proyecto 2025 concluye que “no se trata simplemente de actualizar las ideas del primer período, desempolvadas y listas para ser reimplementadas”. “Más bien, refleja un plan integral meticulosamente orquestado para llevar los niveles de inmigración a mínimos sin precedentes y aumentar el poder del gobierno federal en detrimento de los estados. Estas propuestas eluden al Congreso y los tribunales y están diseñadas específicamente para desmantelar los cimientos de nuestro sistema de inmigración”.
Y no se trata únicamente de los inmigrantes. Los derechos del resto de los estadunidenses en diversos rubros también están en juego. Trump tuvo la oportunidad de nominar jueces con ideas afines en tribunales de diversa instancia, incluyendo la Corte Suprema, una carta a su favor en sus intentos de implementar políticas extremistas. También ha hecho claro que viene dispuesto a vengarse de funcionarios y políticos demócratas a quienes acusa de haberlo “perseguido y difamado” porque en el mundo de Trump, los 91 cargos que enfrenta en cuatro acusaciones son “fabricados”.
En su incoherente discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) el sábado, Trump lanzó una amenaza al decir que cuando gane la presidencia será el “Día del Juicio” para sus enemigos y críticos. Entre esos “enemigos”, aparte de funcionarios y políticos demócratas, figuran los inmigrantes y la propia democracia que atacó promoviendo el asalto al Capitolio federal el 6 de enero de 2021 para impedir la certificación del triunfo de Biden en las elecciones de 2020.
Trump ha demostrado de lo que es capaz. No hay que minimizar su retórica ni sus amenazas.
Maribel Hastings
Asesora de America’s Voice