Cierran mercados los aranceles, pegarle a un lado es pegarle al otro también
Frontera México-Estados Unidos. Foto: U.S. Customs and Border Protection https://shorturl.at/X73Ao
Luego de que el presidente electo de Estados Unidos anunciara su guerra arancelaria como política de Estado, entre otros países contra México, nación contra la cual ya ha mostrado hostilidad en el pasado, atribuyéndole falsos y denigrantes epítetos, la respuesta del nuevo gobierno mexicano no se hizo esperar.
En tono enérgico pero mesurado, casi elegante, a nombre de todos lo mexicanos la presidenta Claudia Sheinbaum dijo en su oportunidad que “A México se le respeta”, y que si Donald Trump impone el 25 por cierto a las importaciones mexicanas, respondería con la misma “moneda”, e “impondría -también- aranceles a productos estadunidenses…”.
Al respecto, el director del Departamento de Noticias de Radio Bilingüe, Samuel Orozco (SO) entrevistó para Línea Abierta, a Lorenzo Mayer (LM), académico, investigador y periodista mexicano, doctor en Relaciones Internacionales por el Colegio de México (COLMEX), de donde es también profesor emérito y además es miembro emérito del Sistema Nacional de Investigadores.
La entrevista versa sobre la perspectiva mexicana acerca de ¿Cómo se prepara México para hacer frente a las nuevas amenazas de Estados Unidos?
Va aquí la entrevista íntegra:
SO: Profesor Lorenzo Meyer, bienvenido.
LM: Muchas gracias.
SO: Al contrario, gracias a usted por aceptar nuestra invitación. Profesor Meyer, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump ha amenazado con imponer desde su primer día de gobierno gravosos aranceles del 25 por ciento en los productos procedentes de México, si es que México no para la migración y no frena el narcotráfico. Para empezar, y tomando en cuenta el historial de Donald Trump, tanto como empresario, como político, de recurrir al uso de la faramalla, el blofe, el espectáculo como arma de negociación, ¿cree usted, profesor, que Trump de veras se prepara para iniciar una guerra de aranceles? ¿Debe México tomarlo en serio?
LM: Bueno, más nos vale tomarlo en serio, porque si no ocurre, lo que es una posibilidad, no pasa de un mal rato; pero si cumple en esta ocasión, lo que no sucedió en su primera administración, bueno, vaya que si tenemos que prepararnos. Me da la impresión, examinando un poco la historia de los últimos dos siglos, que podemos calificar la política de Trump en ese sentido de los aranceles, como el equivalente del mediados del siglo XIX, a la Don-Vote Diplomacy, a la “diplomacia de las cañoneras”, en relación a China y a otros países del oriente, e Inglaterra, Francia y luego Estados Unidos, que se unieron para forzar el tipo de comercio, de relación que se debería tener. Recurrieron a dos guerras, causaron daños materiales y sobre todo al orgullo chino, que los daños materiales ya no cuentan, pero el orgullo sí, sigue siendo un tema que no se olvida en la historia china; el que les hayan obligado a comerciar a base de las cañoneras. Y en el caso de ahora de Trump, pareciera el mismo espíritu, nada más que en esta ocasión, en vez de cañones, usa tarifas; y en vez de exigir que México u otros países, porque no nada más ha amenazado a México, también amenazó a Canadá y luego amenazó a los BRICS, con ponerles el 100% de tarifas si osaban cambiar al dólar por otra moneda, en asuntos de las reservas internacionales. Bueno, entonces no usa los cañones, pero usa el mismo espíritu, de gran potencia, que pide algo y de antemano. Dice, ‘si no me lo cumplen, ahí les disparo una andanada de tarifas, que ya verán cómo se pone a temblar su economía’. Y en efecto, la economía mexicana está tan ligada ya a Estados Unidos, el 80% de nuestras exportaciones van a dar a este mercado, que sí, sería un golpe durísimo. México no puede realmente responder de la misma manera, aunque la presidenta -Sheinbaum- ya declaró que si se alzan barreras arancelarias en Estados Unidos, también se hará en México. Pero bueno, la diferencia de poder es enorme, una gran potencia, la gran potencia todavía del mundo, y un país relativamente débil como México, pues tiene pocas posibilidades de igualar la magnitud de la amenaza. Pero tenemos dos caminos a seguir. Por un lado, insistir en que el alza de tarifas va a afectar a Estados Unidos, y no solamente a México. Es interesante que el Washington Post hace dos o tres días puso un ejemplo de lo que puede ocurrir en muchas otras áreas, y en el área de la cerveza. Hay una gran exportación de cerveza mexicana a Estados Unidos, sobre todo la Modelo. En caso de que pusiera las tarifas, el precio de esta cerveza popular en el mercado norteamericano aumentaría, según el Washington Post, entre el 4 y 12%. Pero, por otro lado, resulta que México importa cebada de Estados Unidos para hacer la cerveza, y el mercado de esa cebada especial para la cerveza, los norteamericanos mandan el 90% de la cebada que cultivan, a México. O sea que, si México deja de vender o disminuye su venta de cerveza a Estados Unidos, también va a tener que disminuir la compra de cebada en Estados Unidos. Y finalmente, ¿quién controla la empresa cervecera más importante? Hubo un tiempo en que era mexicana, pero ahora la Cervecería Modelo es de Constellation Brands, que ya no es mexicana, y donde desde luego hay capital norteamericano, puesto que tiene su headquarters en Rochester, Nueva York. Así que aquí estamos, en una posición de usar con el mismo espíritu duro e imperial del siglo XIX para abrir mercados. Aquí estamos en una situación de cerrar mercados. Los aranceles son cierre de mercados, disminución por lo menos del mercado, pero en esta ocasión también afectaría a Estados Unidos.
Así que esa integración que tenemos con Estados Unidos desde el primer gran acuerdo comercial, el TLC, que luego se convirtió en T-MEC, llevamos desde 1994 en este proceso de integración de las economías, pues están tan integradas que pegarle a un lado del intercambio también le pega al otro. Esa es una defensa que se puede hacer con números investigando cada una de las áreas de comercio, y por otro lado también hay un buen artículo de Viridiana Ríos, una cientista social mexicana, graduada de Harvard, donde señala que si realmente se hace una repatriación de cientos de miles, millones de trabajadores mexicanos que no tienen documentos en Estados Unidos, también se afecta a la economía norteamericana. Y muestra que estos trabajos de los mexicanos indocumentados en Estados Unidos crean trabajos mejor remunerados allá en Estados Unidos. Por tanto, también en el caso de la migración no es unilateral el daño que causaría la migración masiva, sino que tendría repercusiones en el propio sistema económico norteamericano. Finalmente, lo que está pidiendo Trump es un golpe duro contra los narcotraficantes, los carteles del narcotráfico en México. Y sí, ese es un gravísimo problema tanto para México como para Estados Unidos. Y ahí no hay una defensa tan clara como en el comercio, porque la verdad, hay que reconocerlo, es que el gobierno mexicano ha perdido control de la frontera en relación con estos narcóticos, al fentanilo en esta ocasión, y ha perdido control de territorio dentro de México. Sí, se necesita un Estado, un gobierno en México que sea más eficiente, que disminuya la corrupción, porque el narcotráfico es una fuente de corrupción fantástica aquí en México. Me atrevo a decirlo, que también en Estados Unidos, pero no sería raro que también ocurra ese fenómeno. Pero en fin, el punto es que el gobierno mexicano sí tiene ahí un ‘talón de Aquiles’; de que no está cumpliendo bien una de las misiones o de los temas centrales de cualquier Estado nacional, que es controlar su territorio, tener el control físico del territorio; porque sí hay zonas rurales en donde el narcotráfico domina… y ese es un problema que tenemos que resolver nosotros, los mexicanos. Pero también en Estados Unidos, porque sin esa gran demanda de droga, pues no tendrían sentido la gran capacidad de acción de los carteles. Uno podría suponer que el crimen organizado podría concentrarse nada más en el mercado mexicano, pero aquí no hay tal cantidad de consumo de droga, entonces serían otras actividades. La extorsión, el cobro, como se llama acá, el cobro de piso a los productores de aguacate, de limón, en fin, pueden explotar nada más el mercado mexicano estas bandas criminales. Claro que lo más útil para ellos, lo que más importa es el mercado norteamericano, y ahí pues tenemos un problema los dos.
SO: Sobre este asunto, doctor, Trump efectivamente adujo en su anuncio o en su amenaza en el terreno comercial, en el terreno del mercado, que el motivo de su presión eran la migración y el narcotráfico procedentes del sur, procedentes de México. Pide que México cumpla, como ya usted lo señala, pide que México cumpla en el control de estos dos problemas. ¿Cree usted que de veras eso es todo, o ve otros motivos de fondo detrás de esta amenaza comercial?
LM: Yo veo uno que podrá explorar mucho mejor que yo… El Pew Research Center, creo que tiene su sede en Washington (D.C.), hace encuestas de opinión todo el tiempo, y resulta que en la actualidad la imagen de México en la opinión norteamericana no es buena; y que el 77% de los que se identifican con el Partido Republicano no tienen una buena imagen de México. Entonces, para Trump le resulta muy redituable enfocarse con esta brutalidad, con esta dureza, en el caso mexicano; para mantener a sus bases, las bases sociales que tiene, porque vaya que sí tiene bases sociales, si no, no hubiera ganado la elección.
Entonces también está como motivo el reforzar la popularidad de Trump entre sus partidarios, y los partidarios resulta que tienen eso que el Pew Research Center nos dice: una mala imagen de México. Así que está explotando esa imagen negativa en su propio beneficio. Entre más duro le pegue a México, como ocurrió durante el inicio de su primera presidencia, poniendo a la migración mexicana como básicamente compuesta de narcotraficantes, criminales, violadores, locos, etcétera… esa pésima imagen que dio de México a su electorado, la aceptó ese electorado; y entonces, seguir insistiendo en esa imagen negativa le resulta muy productivo en el corto plazo. Le refuerza la imagen del nuevo liderazgo de Estados Unidos, que echa a un lado a (Joe) Biden, por ineficaz e inútil, y él se muestra como duro y que tiene la solución del problema. Claro que no la tiene. Esos problemas, tanto los económicos como los de la migración son problemas extraordinariamente complejos y que tienen que ver con las dos partes, con Estados Unidos y con México. Y en nuestro caso ya con Latinoamérica, porque México es el lugar de paso de un montón de migrantes de Centroamérica, de El Caribe e incluso de más allá, de Venezuela. Y entender por qué los venezolanos están dejando a Venezuela, bueno, ahí tendríamos otra discusión sobre la política norteamericana hacia Venezuela, y se hace esto complejísimo. Entonces Trump, como en muchas ocasiones hacen los líderes políticos, simplifica enormemente el problema, lo pone en blanco y negro: los mexicanos, su gobierno, su pueblo, su sociedad son los malos, están abusando de Estados Unidos. Vaya, un país débil relativamente como México abusa de la gran potencia, y ésta no tiene más que defenderse.
La posición de Trump es de defensa. ‘Yo estoy defendiendo al pueblo norteamericano de esta invasión de bárbaros’ y de esta competencia no exactamente equitativa en el comercio, puesto que ‘están llevándose fábricas de Estados Unidos a México’. El último ejemplo es la producción de camionetas Ram en Saltillo (Coahuila). ‘Eso debía de haberse hecho en Estados Unidos, pero ya se fue para allá, y vamos a evitar que siga esta migración de industrias hacia el sur’, y todo esto siendo muy duros con México. Bueno, es una visión demagógica, unilateral, pero que le sirve mucho. El resentimiento, hay un resentimiento en Estados Unidos contra su clase política, que lo pagaron ahora los demócratas, y Trump quiere dirigir ese resentimiento, y quizás hasta generarlo todavía más, en México; y culpar a los demócratas y salir él como el gran líder que resuelve estos problemas de un plumazo, rápidamente, con soluciones muy sencillas, que son soluciones falsas, que tienen un enorme grado de demagogia, pero que en relación a las elecciones que acaban de tener en Estados Unidos y a las encuestas de opinión, sí le están dando resultados, desafortunadamente.
SO: Ahora, por último, profesor Meyer, en hipotético caso de que se soltará una batallita de aranceles, pues usted ya nos ha hablado acerca de las previsibles consecuencias que tendría para ambos países, ya ha hablado incluso del complejo caso de la cerveza, por ejemplo, y sus ramificaciones. Pero brevemente, en caso de que se soltara una batalla de aranceles, ¿cuáles prevé usted que serían los primeros productos en ser gravados, tanto los que van hacia Estados Unidos como los que vienen de Estados Unidos a México?
LM: Bueno, en eso sí no tengo la información así, exacta. Pero si tenemos como ejemplo la promesa de que iba a construir en su primera presidencia el gran muro para bloquear la migración de el sur hacia el norte… pues no lo construyó, y esa es en buena medida la posición de las autoridades mexicanas. La presidenta Sheinbaum, aquí en México, ha usado un lenguaje muy fino, nada escandaloso, pero deja entrever que no cree que Trump lo vaya a hacer. Es una apuesta, pero ya insiste una y otra vez en que hay que negociarlo, que hay que tener a los dos equipos, al equipo de Trump, que por lo que veo también está formado por gentes duras y muy simplistas, en relación al problema de la frontera. Así que es posible que Donald Trump entonces trate de usar, como ya nos lo ha comentado usted anteriormente, este asunto de manera política. En otras palabras, para complacer a algunos sectores duros dentro de su partido, y entonces en ese caso es posible que si la presidenta Sheinbaum le ofrece algunos datos, digamos, en materia de migración o en materia de acciones de contención del narcotráfico, es posible que entonces eso sea usado en Estados Unidos por la administración Trump como, digamos, un ejemplo, como prueba de que…
SO: Como un triunfo.
LM: Como un triunfo, como un triunfo político. Sheinbaum tiene que “caminar en una cuerda floja”, porque si se muestra tan obsequiosa como Trudeau, el canadiense, con Trump, que ahí lo fue a buscar a Mar-a-Lago e inmediatamente se puso a su disposición, en México perdía apoyo. El nacionalismo mexicano, bueno, puede ir a veces muy alto, a veces caer, pero existe. Y el resentimiento por este tipo de trato que Estados Unidos a veces usa, a veces no, pero en este caso de Trump es muy evidente que está usando un lenguaje duro para mostrarse como el líder que no le tiembla la mano a la hora de tratar ‘con esos bastardos’ que están al otro lado de la frontera, bueno, la visión mexicana es que Sheinbaum tiene que seguir una línea diferente a la de los canadienses.
Palabras de la presidenta de México, Dra., Claudia Sheinbaum: