Amenaza megaproyecto gasífero a ballenas en el Golfo de Baja California
Ensenada, México. Foto: Gobierno de Baja California.
El Golfo de California, bautizado por Jacques Cousteau como el Acuario del Mundo, alberga una de las mayores diversidades de cetáceos en el planeta. Este entorno marino único, hogar de la ballena azul, la ballena jorobada, el rorcual común y la vaquita marina, enfrenta un riesgo creciente debido al proyecto de una terminal gasífera en Puerto Libertad, Sonora. Esta planta es la terminal de un enorme gasoducto que transportaría gas natural desde Texas y llevaría el combustible licuado a mercados en Asia. La obra, que se anuncia como el “más importante proyecto para la exportación de gas natural de la costa oeste de América del Norte”, promete una renovada derrama económica para la región. A la vez, promete un impacto devastador en un ecosistema que ya sufre los embates del cambio climático, la pesca indiscriminada y el tráfico marítimo.
Una riqueza natural en riesgo
Conocido por sus aguas cristalinas y su gran biodiversidad, el Golfo de California es hogar de más de 35 especies de cetáceos. Este santuario natural tiene una importancia vital para especies residentes como el rorcual común, que encuentra en estas aguas un refugio para vivir, reproducirse y alimentar a sus crías. Según Lorenzo Rojas-Bracho, presidente del grupo de Santuarios de la Comisión Ballenera Internacional, el impacto de las actividades humanas, como la navegación y el enmallamiento en redes de pesca, pone en peligro la supervivencia de estos gigantes del mar.
En particular, el proyecto de Puerto Libertad, que implica la construcción de una terminal de gas natural licuado (GNL) para exportar combustibles fósiles a Asia, proyecta un aumento significativo del tráfico marítimo. Esta actividad podría aumentar las colisiones fatales entre buques y ballenas, y además intensificar el ruido submarino, que afecta gravemente la comunicación y orientación de estos animales.
El peligro del ruido submarino
El ruido generado por embarcaciones interfiere con los sistemas de ecolocación de las ballenas. Como explica Jorge Urban Ramírez, investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, los sonidos de baja frecuencia de los motores de los grandes buques pueden enmascarar las vocalizaciones de cetáceos como el rorcual común y la ballena azul. Esto dificulta su comunicación, orientación y capacidad para evitar obstáculos, aumentando el riesgo de colisiones.
Además, el ruido constante puede causar estrés crónico y daños auditivos en las ballenas. “El enmascaramiento acústico es equivalente a dejar a las ballenas sordas, lo que puede ser una sentencia de muerte en su hábitat”, señala Urban Ramírez.
Impactos en las comunidades locales
El megaproyecto no solo amenaza a los cetáceos, sino también a las comunidades que dependen del mar. En Baja California Sur, más de 11,000 pescadores y operadores de turismo viven de actividades relacionadas con el mar, como el avistamiento de ballenas. Este sector es un pilar económico para ciudades como Loreto y La Paz. “Un aumento en el tráfico marítimo y en la contaminación amenaza no solo a las especies, sino también a la economía de estas regiones”, apunta Mario Gómez Cruz, director de Beta Diversidad.
Una ruta de destrucción
El trayecto del gas natural desde Texas hasta Puerto Libertad implica la construcción de gasoductos que atravesarán la Sierra Madre Occidental, un ecosistema igualmente frágil. Desde el puerto, el gas será exportado a Asia en buques gigantes, con hasta tres viajes semanales. Este incremento del tráfico marítimo en una región crucial para los cetáceos residentes, como el rorcual común, podría resultar devastador.
Según Rojas-Bracho, la ampliación de la terminal portuaria en Puerto Libertad y las rutas comerciales asociadas podrían transformar al Golfo de California en un corredor industrializado. “El Golfo es hogar de especies vulnerables protegidas por la NOM-059, y este proyecto contradice los compromisos ambientales de México”, advierte.
¿Existen soluciones?
Aunque la comunidad científica ha señalado soluciones como el rediseño de rutas marítimas y la disminución de la velocidad de los buques, estas medidas son insuficientes frente a un proyecto de esta envergadura. Las iniciativas internacionales como las guías para evitar colisiones entre embarcaciones y cetáceos, desarrolladas por la Comisión Ballenera Internacional, podrían ayudar a mitigar los daños, pero no eliminarlos.
Activistas y expertos insisten en que la única solución realmente efectiva sería detener el proyecto. “El daño que causará esta terminal gasífera supera cualquier beneficio económico. México debe priorizar la protección de su biodiversidad y el bienestar de las comunidades costeras”, señala Mario Gómez.
El Golfo de California, uno de los mayores patrimonios naturales del mundo, enfrenta una encrucijada. La construcción de la terminal gasífera en Puerto Libertad amenaza con alterar irreversiblemente un ecosistema que ha sustentado la vida marina y humana durante siglos. Las ballenas, guardianas silenciosas de estos mares, son un recordatorio de nuestra conexión con la naturaleza y de la responsabilidad que tenemos para protegerla.
Si este proyecto continúa, no solo las ballenas perderán: las comunidades costeras, el turismo sostenible y el prestigio ambiental de México también se verán afectados. Urge un cambio en las políticas de desarrollo para equilibrar el crecimiento económico con la conservación de nuestro patrimonio natural. Aún estamos a tiempo de rectificar. ¿Lo haremos?
Esta colaboración forma parte de nuestra serie, Cuando se Seca el Arroyo.