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Radio Bilingüe en Diálogos por la Transformación binacional, el <em>otro</em> México en EE UU

Por Radio Bilingüe
Publicado 31 enero, 2024
Samuel Orozco en los Diálogos por la Transformación. Foto: Marco Vinicio González.

Samuel Orozco en los Diálogos por la Transformación. En la pantalla de arriba se aprecian los participantes virtuales de estos diálogos. Foto: Marco Vinicio González.

Marco Vinicio González

En Diálogos por la Transformación ha sido un encuentro fronterizo entre académicos, comunicadores sociales y activistas estudiosos de la relación bilateral México y Estados Unidos, que tuvo lugar recientemente en las instalaciones del Centro Cultural de Tijuana, CECUT.

Dividido en tres importantes mesas temáticas los participantes abordaron entre otros temas las barreras que sufren los hijos de los inmigrantes retornados, nacidos en Estados Unidos, al tratar de inscribirse en escuelas en México; las micro discriminaciones cotidianas, el sueño mexicano esfumado por la violencia y transformado en el retorno obligatorio por la deportación, poniendo énfasis en la diferencia de los nuevos retornados a México, en comparación a los de antes del 2008.

Además, el tema de las remesas de la diáspora y su mejor uso para el bienestar de la comunidad de origen, contrastado con lo que hacen economías como la de China; la propuesta de crear un banco social de campesinos y migrantes, y crear un bono migrante; el aumento de las tasas de suicidio entre los menores que migran no acompañados pero sobre todo la urgencia de crear políticas públicas que atiendan incluso la diversidad lingüística de los mexicanos migrantes, destacan entre el cúmulo de propuestas y experiencias, vertidas en este encuentro trasnacional.

Samuel Orozco, director de Noticias e Información de la red de emisoras de radio pública nacional, Radio Bilingüe, sugiere evaluar experiencias del servicio consular en el pasado, para beneficio de la relación del México oficial con el México de el otro lado.

Aquí la participación de Orozco:

Antes que nada, agradezco enormemente a los organizadores por hacernos parte de este importante encuentro. Con esta presentación me propongo informar sobre algunas ideas que hemos recogido en el diario quehacer noticioso de nuestros medios comunitarios en el curso de estos más de 40 años de Radio Bilingüe. Esto, con la esperanza de que el reporte sirva para informar la discusión en México sobre las políticas públicas necesarias para tratar los desafíos que enfrentan nuestros paisanos en Estados Unidos.

Para empezar, debiera comenzar por recordar lo que una vez nos dijo al aire, en los años 90s, el difunto profesor Rodolfo de la Garza, y que tiene que ver con los motivos de la migración al norte. Luego de estudiar una amplia encuesta, de la Garza nos dijo, palabras más, palabras menos: “el mexicano salió de su país no tanto por el hambre y la pobreza, sino más bien por sentir que por más que le hiciera la lucha no estaba en sus manos el poder de salir de la pobreza. Es decir, por sentir que el sistema político, corrupto y autoritario, estaba amañado en su contra y a favor de los privilegiados”. Es decir, votó con sus pies.

Este sentimiento latente afloró masivamente en los años 80s, cuando los emigrados en Estados Unidos vivieron una explosión de activismo político en coincidencia con el movimiento por la democracia, que estaba en ebullición en México. Desde Estados Unidos los emigrados se sumaron al clamor por un voto libre y sufragio efectivo, y le agregaron sus propios reclamos: el derecho al voto desde el exterior y el derecho a la doble nacionalidad, asuntos que nos tocó cubrir desde su misma génesis, desde que eran apenas ideas.

Desde entonces, cada una de esas demandas se han ido materializando. El derecho al voto desde el exterior, el derecho a ser votado como migrante, el derecho a la nacionalidad dual. Y junto con ese mayor reconocimiento, se ha elevado también el aporte de los emigrados a México. Por ejemplo, las remesas de dólares han escalado a niveles sin precedente (60 mil millones de dólares en 2023) y los clubes de oriundos han sido protagonistas de un aumento en la inversión en incontables obras públicas o comunitarias de gran calado en las regiones migrantes.

Contra viento y marea, las remesas aumentan sin parar. Pese a la extorsión y el terror de los jefes del narco, que controlan los pueblos de los oriundos, ¡las remesas van en aumento!

Aun en los duros tiempos de la pandemia del Covid-19, cuando los mexicanos fueron esenciales en Estados Unidos para superar la emergencia y aunque pusieron la peor cuota de hospitalizaciones y muertes, los mexicanos ayudaron a hacer crecer de manera extraordinaria el Producto Interno Bruto de los latinos, y a elevar a esta economía ¡hasta el quinto lugar más grande del mundo! Con todo eso, las remesas a México aumentaron.

Samuel Orozco escuchando la participación virtual deArmando Vázquez Ramos, President y CEO The California-Mexico Studies Center, Long Beach, Ca., Odilia Romero, Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO). Y Gaspar Rivera Salgado, Director, Center for Mexican Studies y Proyecto “UCLA Labor Center”, University of California (UCLA), Los Ángeles, Ca.

Samuel Orozco escuchando la participación virtual deArmando Vázquez Ramos, President y CEO The California-Mexico Studies Center, Long Beach, Ca., Odilia Romero, Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO). Y Gaspar Rivera Salgado, Director, Center for Mexican Studies y Proyecto “UCLA Labor Center”, University of California (UCLA), Los Ángeles, Ca.

Toda esta extraordinaria contribución con tal de dar a los que se quedan una vida digna, a su familia una casa decorosa, a sus hijos universidad y futuro, a su comunidad una mejor economía. Esa es la aspiración de los emigrados.

Y aunque siempre reciben muestras de aprecio de la familia y sus comunidades de origen, muchas veces no sienten lo mismo de los gobiernos centrales. Al contrario, muchas veces se sienten desoídos. Sobre todo, cuando buscan por necesidad la atención de las misiones consulares del gobierno mexicano.

Por muchos años hemos oído al aire quejas de cómo al tratar los paisanos de conseguir identificación, pasaporte, registro de votante, trámite de retorno, asesoría o protección legal, se topan muchas veces con los males de la burocracia de siempre: tortuguismo, laberintos, candados, despotismo. Por lo mismo, a muchos les resulta difícil confiar en sus consulados.

Este malestar salió a flote hace poco, cuando la candidata presidencial Claudia Sheinbaum exhortó a sus miles de seguidores reunidos en el Teatro Million Dollar de Los Ángeles a ir a los consulados a registrarse para votar desde el exterior, sin necesidad de cita. Eso les dijo Sheinbaum. La audiencia le respondió en coro, casi unánimemente: “¡Reforma consular! ¡Reforma consular!”, en señal de repudio al actual orden de cosas en los servicios consulares.

Ahora bien, también es cierto y cabe reconocer que muchos miembros del servicio exterior se distinguen por desplegar ejemplar iniciativa, pese a los bajos presupuestos y carencias. Está por ejemplo el caso del cónsul de Orlando (Florida), Juan Sabines, que hoy representa a la primera víctima de la ley SB 1718, un trabajador de la construcción chiapaneco, y denuncia como racista esa ley de La Florida.

También recordamos a la cónsul de Fresno, California, Diana Muñoz, que en los años 80s sacó la cara por la familia de un migrante muerto por agentes de la migra en Madera, California, y además fue ejemplo de apertura al prestarse para servir de interlocutora y canalizar las demandas de sus connacionales por el voto libre y efectivo en México.

En Georgia todavía se recuerda la activa defensa que hizo en los años 90s el cónsul general, Teodoro Maus, de los trabajadores indocumentados cuando estos enfrentaban redadas de deportación en el campo, y su posterior activismo ciudadano pro-derechos humanos, ya retirado del servicio diplomático.

En ese mismo sentido, en lo personal puedo recordar una historia que se me contó y que creo retrata una extraordinaria manera de cómo los líderes del servicio consular supieron conectarse con y tener impacto entre los ciudadanos emigrados.

La historia me la contaba en los años 80s, doña Josefina Fierro, pionera organizadora de trabajadores e inmigrantes en Estados Unidos, con quien tuve la fortuna de platicar muchas veces en su residencia de exiliada en Guaymas, tierra a donde había llegado en 1948, huyendo de la persecución del MaCarthismo. Su marido John Bright estaba en la lista negra y a ella ya le seguía los pasos el FBI, según me dijo.

Josefina ya figura en las páginas de la historia por estar al frente en la fundación del Congreso de los Pueblos de Habla Hispana. La primera convención nacional para el lanzamiento del Congreso se dio en Los Ángeles en 1938. Josefina fue su secretaria nacional.

Doña Josefina me habló del trabajo que realizó a principios de los años 30s, junto con Luisa Moreno por impulsar el Congreso, una organización de varios estados anclada en grandes sindicatos siderúrgicos, mineros, de la construcción, de estibadores, empacadoras, etcétera, que nació con una avanzada agenda progresista, pro-derechos civiles y obreros.

Lo que poco se sabe, y que me contó Josefina, es el valioso papel que jugó una figura del gobierno mexicano de esa época: el expresidente y exlíder revolucionario, Adolfo de la Huerta (también de Guaymas, Sonora, por cierto).

Participantes de los Diálogos por la Transformación, convocado por académicos del Colegio de la Frontera Norte/UCLA. Foto: Marco Vinicio González.

Participantes de los Diálogos por la Transformación, convocado por académicos del Colegio de la Frontera Norte/UCLA. Foto: Marco Vinicio González.

De la Huerta vivió en el exilio en Los Ángeles por diez años, hasta que Lázaro Cárdenas llegó a la presidencia, lo atrajo a su gobierno y lo nombró Visitador General de Consulados.

Según me dijo Josefina, como visitador de consulados, de la Huerta “nos ayudó en todo lo que pudo”. “Era un hombre que comprendía plenamente lo que estábamos haciendo”, me dijo Josefina, destacando la trayectoria del exactivista revolucionario.

Como enviado de Lázaro Cárdenas, De la Huerta les abrió amplio acceso a las oficinas del consulado para reuniones de trabajo. Al punto de hacerles sentir en casa, en un espacio suyo.

Pero más que eso, me dijo Josefina Fierro, el veterano líder político les prestó valiosa asesoría política y legal y los puso en contacto con la red de organizaciones que gravitaban alrededor de los consulados de esa época: clubes sociales y culturales, sociedades mutualistas, comisiones honoríficas, logias.

Aún más, De la Huerta puso a estos jóvenes organizadores en contacto con veteranos líderes obreros y populares de México. “Nos mandó muchos representantes de todo México y nos miraban con mucho gusto y amistad”, en palabras de Fierro.

Creo que todo lo anterior quiero decir, primero, que Adolfo de la Huerta mantuvo una relación estrecha, directa, de cercanía con las principales asociaciones de emigrados mexicanos de California, antes y después de ser nombrado diplomático coordinador de consulados. Segundo, que De la Huerta usó el poder de las misiones consulares para dar a las causas de las organizaciones civiles mexicanas apoyo material, político y moral, lo cual no era poca cosa, ya que los organizadores civiles de ese tiempo se sentían inspirados y motivados por el todavía fresco movimiento de la Revolución Mexicana, movimiento del que procedían tanto De la Huerta como Cárdenas.

Tercero, y creo lo más importante, prestó espacios públicos para la formación de organización comunitaria, para el desarrollo de su liderazgo, y para que asumieran a través de su empoderamiento su propia organización y la defensa de sus propias comunidades.

Esto último conllevaba riesgos en la relación con Estados Unidos, pero a la vez era lo que más valoraban los líderes sociales mexicoamericanos, ya que, aunque si bien por esos tiempos dirigía al país un presidente populista, Franklin Delano Roosevelt y su política de New Deal, por otro lado, comenzaba a ganar terreno simultáneamente, en el marco de la histeria anti-roja de la guerra fría, la punitiva labor del House Un-American Activities Committee y su caceria de brujas anticomunista. Y fueron estos vientos reaccionarios los que terminaron diez años después por deshacer esa histórica experiencia de organización de los latinos, que fue el Congreso de los Pueblos de Habla Hispana, con sus líderes yendo a parar al exilio.

En conclusión: creo que notables episodios de la historia como el anterior pueden arrojar luz sobre lo que puede hacer México por acercarse de modo más cercano y activo con sus connacionales en el exterior y tener un importante impacto en sus vidas, las de sus comunidades. Entender esa historia es importante sobre todo en estos momentos, en que vuelve a emponzoñarse el ambiente en los Estados Unidos, con el discurso de prominentes líderes políticos que atizan o explotan los peores prejuicios antinmigrantes y antimexicanos, y amenazan con volver a los tiempos de las repatriaciones masivas.

Mil gracias de nuevo y bienvenidos sus comentarios…

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