Cerrar fronteras, aislamiento nativista peligroso para frenar la pandemia

Medida de Trump para disuadir la migración hacia Estados Unidos. Foto: https://www.ebaumsworld.com.

Medida de Trump para disuadir la migración hacia Estados Unidos. Foto: https://www.ebaumsworld.com.

De la redacción

Tras el discurso de 70 minutos para aceptar la nominación como candidato a la presidencia de Estados Unidos en 2020, en el cierre de la Convención Nacional Republicana, Trump fustigó con saña nuevamente a la inmigración, un día después de presidir una ceremonia de naturalización donde los 5 inmigrantes que se volvieron ciudadanos ignoraban que serían parte del teatro. Sus políticas antinmigrantes alimentan un peligro universal de salud pública.

Como se sabe, últimamente la administración federal ha impuesto a través de memorandos y órdenes ejecutivas una serie de nuevas restricciones a la migración –indocumentada o no-, por ejemplo los Protocolos de Protección al Migrante, la carga pública, negar el derecho de los inmigrantes a ser contado por el Censo, alargar los tiempos para que los militares indocumentados en servicio puedan agilizar sus procesos de naturalización, el costo en los procesos de ciudadanía y los relativos al asilo, etcétera.

En cuanto al asilo, primero impuso que en su ruta hacia Estados Unidos los inmigrantes deben haber solicitado asilo en otro país, que debió habérselo negado; o el más reciente, impedir que los solicitantes de asilo soliciten permisos de trabajo hasta un año después de que presenten sus peticiones.

Estas políticas ha creado caos y peligrosos problemas de salud pública en la frontera con México, como hemos dicho repetidamente en este mismo espacio informativo.

Pues bien, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha echado a andar las luces de alerta sobre dicha situación, en medio de una pandemia global de Covid-19 que deja a los solicitantes de asilo vulnerables a la violencia y al COVID-19 en peligrosas ciudades fronterizas, tema que el presidente omitió a modo en el cierre de la referida convención.

En tanto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha intervenido para ayudar a proteger mejor a los solicitantes de asilo, ofreciendo paquetes o kits básicos de higiene a los refugiados en apoyo también a las autoridades locales en la frontera; y para identificar problemas de salud física y mental, y proveer información a los solicitantes de asilo sobre sus opciones legales.

Al efecto, la ONU ya ha instalado cinco centros de clasificación en Matamoros, una ciudad donde miles de solicitantes de asilo viven en campamentos que inicialmente no tenían agua corriente ni instalaciones para cocinar. La medida está siendo programada para la entrega de un número similar de estos kits en Tijuana y Reynosa, ciudades fronterizas que también albergan a miles de solicitantes de asilo, varados a la espera de que las autoridades de Inmigración estadunidenses reciban sus solicitudes.

La publicación PassBlue afirma que según el Departamento de Estado de Estados Unidos “más de 75 mil solicitantes de asilo, la mayoría de América Latina y a quienes la administración Trump ha obligado a permanecer en el lado mexicano de su frontera sur, viven una situación tan peligrosas como en Siria y Afganistán”.

Con todo, lejos de atender este serio problema de salud pública la administración Trump ha utilizado la crisis de Covid-19 para prohibir todas las solicitudes de asilo en la frontera, cerrar el proceso de inmigración y evitar que la mayoría de los trabajadores extranjeros ingresen al país.

De hecho, Trump ha propuesto en el pasado, además del ignominioso muro con púas, abrir una zanja a lo largo de la frontera con serpientes y cocodrilos. O bien, como los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza (ICE), que sugirieron en una ocasión “desplegar un arma de microondas, un ‘rayo de calor’ diseñado por los militares para hacer que la piel de las personas se sienta como si estuviera ardiendo cuando se ponen dentro del alcance de sus rayos invisibles”, afirma The New York Times.

Si bien a medida que los países de todo el mundo han restringido sus fronteras para detener la propagación del COVID-19, una vez con casi 6 millones de casos de coronavirus dentro de Estados Unidos, esta medida recalcitrantemente nacionalista en medio de la globalización resulta no sólo tardía e inútil sino ridícula. Además, podría socavar la cooperación internacional, crítica para combatir la pandemia. Por el contrario, la ONU está pidiendo a los países que comiencen a trabajar de inmediato en planes inteligentes para reabrir sus fronteras.

Esta nueva forma de nativismo por parte de naciones que todavía se ven como faros del liberalismo, y que por cierto han vuelto a los estadunidenses persona non grata en Canadá, fomentan la xenofobia. De acuerdo con Foreign Policy, una publicación independiente que cubre a la ONU, la política de la administración Trump es el autoaislamiento ermitaño e insular de una nación como Estgados Unidos, “se ha convertido repentinamente en un modelo para el control de la pandemia”■

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