Un asesino incurable y silencioso recorre el valle central

Marco Vinicio González
Noticiero Latino
Una enfermedad sin cura campea silenciosa en el suroeste estadunidense. Se trata de la espora microscópica Coccidioidomycosis, conocida más comúnmente como ‘cocci’, o ‘fiebre del valle’, derivada de un hongo en el aire cuyo hábitat preferido es la humedad en los pulmones, aunqe en casos más extremos se extiende a los huesos, la piel, los ojos y hasta el cerebro , reporta The New York Times.

En Centro para el Control y Prevención de Infecciones lo llama una ‘epidemia silenciosa’, aunque no tan silenciosa, sostiene la fuente, porque la semana pasada un juez federal ordenó al Estado de California transferir a unos dos mil 600 reclusos vulnerables -incluyendo algunos con VIH- de las cárceles Avenal y Pleasant Valley, en el valle central.

En 2011 estas cárceles arrojaron 535 de los 640 casos reportados en el sistema carcelario estatal. Los costos de hospitalización superan los 23 millones de dólares anuales.

Aunque la mayoría de las personas expuestas al hongo no se enferman, unos 160 infectados mueren a causa de este hongo cada año, y miles más enfrentan y quedan postrados durante   años de discapacidad que frecuentemente requieren cirugía. Alrededor del 9 por ciento de los infectados contraen neumonía y un 1 por ciento experimentará complicaciones graves más allá de los pulmones.

La enfermedad se llama así por el Valle de San Joaquín, un punto caliente y al parecer propicio para la preservación de estos cocos, curiosamente en el mismo suelo que produce abundancia agrícola en el estado, mismo que “se puede convertir traidor”, publica el Times.

Esta ‘epidemia silenciosa’, para la que no existe cura, va ganando terreno , con más de 20 mil casos reportados cada año en todo el suroeste, especialmente en California y Arizona.

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