Sale a la luz nuevo escándalo de espionaje, esta vez la DEA

Marco Vinicio González

Noticiero Latino

Un nuevo escándalo de espionaje por parte del gobierno federal sale a la luz. Resulta que una unidad secreta de la Administración para el Control de Drogas, la DEA, intercepta datos de inteligencia y los entrega a las autoridades, con registros telefónicos, contenido y duración de llamadas, nombres de informantes, y una base de registros telefónicos que entrega a las autoridades, con el argumento de que esta información ayuda a investigar casos de criminales en este país, reportan diversas agencias noticiosas y publicaciones escritas y electrónicas, en español y en inglés.

Se trata de la División de Operaciones Especiales (SOD), unidad de la DEA creada en 1994 para combatir los cárteles latinoamericanos. Más de 20 agencias asociadas componen a esta unidad, como la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), el Servicio de Rentas Internas (IRS) y el Departamento de Seguridad Interior, entre las más relevantes.

Los funcionarios de la SOD solicitaron a Reuters, quien adelanta una investigación sobre este caso, que le den un carácter de información clasificada a los documentos que estudia la agencia, por lo que pidieron no revelar su ubicación exacta en Virginia. Los documentos analizados por Reuters están señalados, por tanto, como confidenciales.

Pero tras una revisión minuciosa de dichos documentos Reuters sostiene que agentes de la ley recibieron órdenes para ocultar información clasificada no sólo a abogados defensores, sino a fiscales y jueces también, sobre cómo, cuándo y dónde comenzaron las investigaciones de un crimen suscitado, de modo que dicha información no puede usarse para esclarecer los crímenes que la DEA dice ayudarían a resolver.

Y cuando la SOD entrega documentos a las autoridades, las instruye para que omitan el involucramiento de dicha unidad en reportes de investigación, declaraciones juradas, discusiones con fiscales y testimonios en la corte.

Estas revelaciones vienen a agravar la retórica del gobierno, como entidad encargada de proteger los derechos civiles individuales. Pero la administración pretende justificar estas acciones con el pretexto del combate al terrorismo. A dichas acciones de espionaje se suman, sólo como las más recientes operaciones encubiertas, las del Departamento de Justicia, que espiaba las conversaciones de unos 100 periodistas de Prensa Asociada.

Después, gracias a Edward Snowden se supo que la gigantesca Agencia Nacional de Seguridad o NSA –que es una de las agencias que provee información a la SOD- , espiaba y recolectaba información telefónica y datos sobre los correos electrónicos y contactos no sólo de los estadounidenses, sino también de personas de muchas partes del mundo.

La operación de la SOD consiste en entrenar a agentes federales para “recrear” o reconstruir “pesquisas paralelas” sobre la ruta de una investigación, a fin de que parezca que la información en un juicio vino de otro origen. Por ejemplo, si la SOD sospecha de un criminal, pasan el ‘pitazo’ a las autoridades sobre el contenido y antecedentes del crimen en cuestión, la ubicación y el comportamiento del criminal, y luego las autoridades van y lo arrestan. Entonces, cuando un abogado defensor –aunque también al fiscal y a los jueces se les oculta eventualmente dicha información- construyen su caso, parte de la detención del sujeto, pero ignoran que hay un espionaje y una secuencia de hechos previos. Esto ha resultado, dicen expertos, en el debilitamiento de la defensa entre otras calamidades; y  también en potenciales violaciones a la ley y al derecho constitucional de los acusados a un juicio justo, ya que ignoran la fuente auténtica de la evidencia en su contra y sus abogados no pueden investigar si es falsa.

El abogado de la firma Electronic Attorney Foundation, Hann Fakhoury afirma que se trata de una clara violación de la Primera y la Cuarta enmiendas constitucionales.

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