Fin del Título 42 no desató caos, pero migrantes viven en la línea condiciones inhumanas

Un vistazo a los migrantes caminando a lo largo de la línea fronteriza en busca de asilo. Foto: Pedro Ríos /  American Friends Services Committee..

Un vistazo a los migrantes caminando a lo largo de la línea fronteriza en busca de asilo. Foto: Pedro Ríos / American Friends Services Committee..

Marco Vinicio González

Aunque el caos y el Armagedón no estallaron en la frontera sur de Estados Unidos como pronosticaban muchos, las poblaciones migrantes asentadas a lo largo de la línea fronteriza, que llegaron hace semanas y hasta meses, continúan acinadas en condiciones inhumanas desde antes del anuncio del fin del Título 42, a la espera de poder entregarse a las autoridades estadunidenses de Inmigración para solicitar asilo.

Pedro Ríos, director en San Diego del Comité de Servicios de los Amigos Americanos, dijo hoy a Noticiero Latino haber observado que los agentes de la Patrulla Fronteriza cedieron la tarea a los agentes aduanales para las detenciones de migrantes cruzando la frontera, “pretextando falta de recursos financieros, a pesar de recibir un presupuesto millonario”.

Los agentes “estaban llevando a los migrantes del área de Las Américas a la zona de Whiskey 8, que se halla detrás de la planta de tratamiento de agua de Tijuana… También dirigieron a hombres solteros al área más cercana a la playa”.

En un informe de la Coalición de Comunidades de la Frontera Sur (SBCC), Pedro Ríos expresó su preocupación por la falta de acceso al agua; los agentes le dijeron que “el gobierno estaba considerando traer un tanque de agua desde búfalo”, pero luego el enlace de la Patrulla Fronteriza le dijo que “no lo harían por temor a que esto atrajera a más migrantes. Nunca trajeron el tanque”.

Otras observaciones de Pedro Ríos señalan que “La Patrulla Fronteriza instituyó el uso de pulseras para identificar la llegada de las personas, en función de la primera interacción del agente con ellos”. Y que podrían ser tratados así uno o dos días después de que realmente llegan al corredor fronterizo. “Las pulseras son como las que se usan para los conciertos. Son de diferentes colores y algunos tienen el día de la semana impreso en ellos”.

En el informe de la referida Coalición se afirma haber presenciado “atroces violaciones de los derechos humanos”. Encargada de reunir a organizaciones desde San Diego, California -el referido Comité de Servicios es parte de ella- hasta Brownsville, Texas,  busca “garantizar que las políticas y prácticas de aplicación de la ley fronteriza sean responsables y justas”.

La coalición también afirma haber presentado “una queja condenatoria” ante la Oficina de Derechos y Libertades Civiles (CRCL), del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), para que “se respete la dignidad y los derechos humanos, y se evite la pérdida de vidas en la región”.

Uno de los datos que trascienden en el reporte hasta el momento es que los migrantes acinados en la frontera se hallan en condiciones sumamente precarias; algunos dicen que inhumanas, donde reciben de las autoridades una botella pequeña de agua y una barra de granola al día. Además, el reporte dice que hay un baño portátil para cada 400 personas, o sea para todas esas familias incluso con niños.

Pero el final del Título 42 activó inmediatamente el Título 8, una herramienta usada desde la década de 1940 para facilitar detenciones y deportaciones inmediatas, para tratar de controlar una epidemia de tuberculosis de entonces, y que la administración Biden mantiene vigente, dijo hoy a Línea Abierta Oscar Chacón, director de Alianza Américas.

“Es una lectura muy nociva de lo que las migraciones significan para Estados Unidos… el Título 8 es una medida que ha estado vigente desde los años ’40, y que ha sido usado particularmente contra mexicanos y centroamericanos; porque no es sino hasta hace uno o dos años que el patrón migratorio ha cambiado y ahora los migrantes provienen también de Suramérica, y el Caribe”.

Chacón agregó que con el Título 8 “se elimina la noción de la jurisprudencia” que mantiene la presunción de que un detenido es inocente hasta que se compruebe lo contrario. Pero con el Títolo 8 “hay una total reversión de un principio de jurisprudencia… el migrante parte ya de la sospecha de que no es elegible para el asilo… así que desde el inicio del proceso ya se ha determinado que no califica”•

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