Alarmante fuga de metano al medio ambiente mientras empeora el cambio climático

De la redacción

Mientras la comunidad científica mundial analiza críticamente y con alarma las amenazas y desafíos que enfrenta la humanidad y el paneta, durante la Cumbre sobre el Cambio Climático (COP25) que se lleva a cabo en España, aquí en Estados Unidos revelan ominosas amenazas climáticas que se ocultan detrás de los llamados “Super Emisores” de metano y otros gases de efecto invernadero, la gasolina del calentamiento global.

Grandes cantidades de metano escapan de sitios de petróleo y gas empeorando el calentamiento de la Tierra mientras paralelamente la administración Trump debilita las restricciones a los “delincuentes”, dice un interesante artículo de The New York Times, que retrata las fugaz al aire de la atmósfera este peligroso metal. Primero fueron captadas por cámaras fotográficas regulares y luego con cámaras de luces infrarrojas.

“A simple vista, no hay nada fuera de lo común en la planta de procesamiento de gas DCP Pegasus, en el oeste de Texas”, dice la fuente. Se trata de una de las miles de instalaciones en la vasta cuenca del Pérmico (Permian Basin), “que han transformado a Estados Unidos en el mayor productor de petróleo y gas del mundo”.

La existencia de estas fuentes de contaminación no son nuevas. en un artículo por separado, publicado por la BBC en noviembre de 2016, se reporta: “Descubren en el oeste de Texas –la cuenca del Pérmico-, el mayor yacimiento de petróleo esquicito de la historia de EE.UU”.

Y es que la referida cámara altamente especializada de rayos infrarrojos, “ve lo que el ojo humano no puede ver: una importante liberación de metano, el componente principal del gas natural y un potente gas de efecto invernadero que está ayudando a calentar el planeta a un ritmo alarmante”.

Es así como dos periodistas del New York Times detectaron esto desde un pequeño avión, “repleto de equipos científicos –y expertos en lo relativo al metano-, dando vueltas sobre los sitios de petróleo y gas que salpican el Pérmico, un campo petrolero más grande que el estado de Kansas”. En sólo unas pocas horas, sostiene el artículo, “los instrumentos del avión identificaron seis sitios con emisiones de metano inusualmente altas”.

El metano está poco regulado, es difícil de detectar y aumenta su volumen “bruscamente”, afirma por su parte el Times. Su investigación aérea y sobre el terreno, junto con “un examen de las actividades de cabildeo por parte de las compañías propietarias de los sitios inspeccionados”, muestra cómo “la industria energética está buscando y ganando regulaciones federales más flexibles sobre el metano, un importante contribuyente al calentamiento global”.

Como se recordará, ya desde el verano habíamos informado aquí lo que esta Administración de Protección al Ambiente, la A.E.P., se proponía hacer con las leyes que en el momento regulaban las emisiones de gases al medio ambiente: “Ante amenaza por cambió climático Trump desmantelaría regulaciones de la era Obama”.

Se trata de las mismas compañías que han presionado a la administración Trump, ya sea “directamente o a través de organizaciones comerciales, para debilitar las regulaciones sobre metano, una revisión de las presentaciones regulatorias, las minutas de las reuniones y los registros de asistencia”, continua el Times. Dichas compañías, junto con los grupos de presión de la industria petrolera, que representan a las compañías de energía más grandes del mundo, “están luchando contra las reglas que los obligarían de manera más agresiva a fijar estándares de emisiones como estas”.

Se prevé que el próximo año la administración Trump adelante “un plan que eliminaría efectivamente los requisitos para que las compañías petroleras  instalen tecnología capaces de detectar y reparar las fugas de metano de las instalaciones de petróleo y gas”.

La fuente sostiene que según los propios cálculos de la E.P.A., “la reversión aumentaría las emisiones de metano en 370 mil toneladas hasta 2025, lo suficiente como para alimentar -de energía- más de un millón de hogares durante un año”.

Entre tanto, ahora que ocurre la COP25 en España, se reveló un Plan Climático de la Unión Europea, que propone “un acuerdo que endulzaría la vida a los países emisores carbón al medio ambiente”. De aprobarse la propuesta, ésta “pagaría a las naciones que dependen en gran medida de los combustibles fósiles para cambiar sus formas” de producción de energía.

No obstante, British Petroleum (BP), Exxon, Chevron y Shell dijeron querer continuar con la regulación directa del metano y más frecuentes inspecciones de las fugas de metano al ambiente. Incluso “algunas compañías están comenzando a usar cámaras infrarrojas, drones y otras tecnologías para detectar dichas fugas. Y para monitorear las emisiones fugitivas en nuevos proyectos de petróleo y gas. También están probando tecnología de energía solar para detectar esas fugas del metal.

A medida que el voluble negocio petrolero pase por “otro de sus giros financieros (se espera que la producción en el Pérmico se desacelere a medida que un exceso de gas y precios bajen el precio)”, hay preocupaciones de que las inversiones en detección de metano ganen terreno y puedan “Ser una prioridad, especialmente para los operadores más pequeños”, concluye la fuente■

Se recomienda la lectura de este extenso e interesante reportaje:

It’s a Vast, Invisible Climate Menace. We Made It Visible.

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