Con el viejo cuento del fantasma del fraude electoral republicanos quieren “vigilar” las urnas

De la redacción

Una vez más los republicanos sacan del closet el cadáver del fraude electoral, un objeto de utilería que les ha sido muy útil para suprimir el voto de las minorías estadunidenses. En esta ocasión están movilizando a miles de voluntarios para “vigilar” los sitios de votación anticipada antes de las elecciones del 3 de noviembre, como parte de un esfuerzo por encontrar –inexistentes- pruebas que respalden las quejas sin fundamento del presidente Trump sobre un trillado fraude electoral generalizado.

Organizadores republicanos se han negado a declarar cuántos voluntarios se han inscrito en sus filas hasta el momento para intimidar a los electores principalmente primerizos el próximo 3 de noviembre en los sitios de votación anticipada, en estados clave como Pensilvania, La Florida y Wisconsin.

Hasta el moento se ha reportado que en dichos estados, “observadores” electorales republicanos “buscarán irregularidades, especialmente respecto a boletas electorales por correo, cuyo uso está aumentando en medio de la pandemia de coronavirus”, dice la la agencia de noticias Reuters. El periodico USA Today, afirma por ejemplo que hasta ayer 5.6 millones de votos en ausencia o trempraneros habian sido enviados ya por correo.

Dicha campaña republiana, que arrancó a principios de año ha tenido como objetivo reclutar 50 mil “monitores” en todo el país. El entrecomillado alude a la verdadera intención de dichos voluntarios, que más que monitorear u observar buscan intimidar o inhibir el voto principalmente de las minorías étnicas del país, como parte de su vasto arsenal de tácticas de supresión del voto, aseguran expertos.

Tratarán de capturar fotos y videos que pueden usar para respaldar afirmaciones infundadas, acerca de que la votación por correo “está plagada de artimañas”, para ayudar a su causa “si surgen disputas legales sobre los resultados del 3 de noviembre” entre el presidente Trump y su oponente demócrata, Joe Biden.

Por cierto que la campaña de los republicanos ya está publicando material de actividades que, según afirman, “son sospechosas, incluido un video de un observador de la campaña de Trump que fue rechazado de un sitio de votación anticipada en Filadelfia el mes pasado”. La ciudad dice que los monitores son bienvenidos en los colegios electorales el día de las elecciones, “pero no están autorizados para permanecer en el interior de la casilla en las votaciones anticipadas”.

En tanto, en un video de reclutamiento de los republicanos, publicado a través de Twitter en septiembre, para formar el “Ejército para Trump”, Donald Trump Jr., el hijo del presidente “hizo la afirmación infundada de que los demócratas planean agregar millones de boletas fraudulentas” para manipular los resultados.

Como se sabe, Trump se ha negado repetidamente a comprometerse a aceptar el resultado de las elecciones de noviembre si no le favorece. Incluso durante el debate presidencial del 29 de septiembre el mandatario exhortó a sus seguidores a “ir a las urnas y observar con mucha atención”.

Reuters afirma que “Las solicitudes de boletas electorales por correo se inclinan en gran medida hacia los demócratas en los ‘estados de batalla’, lo que probablemente significa que Biden estará a la cabeza antes de que comience la votación en persona el día de las elecciones”.

En La Florida, agrega, donde los republicanos han dependido históricamente de las boletas por correo, “casi 2.5 millones de demócratas las han solicitado”, en comparación con alrededor de 1.7 millones de republicanos. En Pensilvania, “más de 1.5 millones de demócratas han solicitado una boleta por correo”, casi el triple de las solicitudes de los republicanos.

Los republicanos habrían dicho a la fuente que planean monitorear cada paso de la votación por correo; incluida la instalación de cámaras “para mostrar a las personas entregando -según ellos- múltiples papeletas en los buzones”. Algunos estados permiten que terceras personas entreguen por otros las boletas, pero la práctica está prohibida en otros estados, incluido Pensilvania.

No obstante, esta es la primera elección presidencial en casi cuatro décadas en la que el Comité Nacional Republicano ha tenido la libertad de patrocinar tales operaciones de “seguridad de la boleta electoral” sin el permiso de un tribunal federal, sostiene la fuente.

“Un decreto de consentimiento de 1982 restringió estas actividades después de que el Partido Republicano enviara equipos de hombres armados a los vecindarios de minorías durante una elección en Nueva Jersey, con uniformes que decían ‘Grupo de trabajo de seguridad de las boletas’”.

Andrew Richman, jefe de personal del abogado de la ciudad de Filadelfia dijo en un comunicado que “Para ser claros: las oficinas satélite no son lugares de votación y el Código Electoral de Pensilvania no crea un derecho para que los representantes de las campañas ‘miren’ en estos lugares”.

La campaña de Trump presentó rápidamente una demanda en busca de acceso para los observadores de encuestas en los sitios de votación anticipada. Ese pleito está pendiente.

Además, el Partido Republicano intentó asignar a oficiales del alguacil para solicitar identificación oficial a los votantes en las urnas. Pero la ley de Pensilvania no requiere que los votantes muestren identificación oficial para votar. De modo que “la junta electoral, controlada por los demócratas, denegó tal solicitud”, concluyó la fuente■

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