Chuck Cooper, ¿el Solicitor General de Jeff Sessions?

Charles “Chuck” Copper. Foto: Image2-timeinc.net

Charles “Chuck” Copper. Foto: Image2-timeinc.net

De la Redacción

Cooper, un bogado en Washington, DC, que sería promovido más tarde como asistente del Fiscal General de la nación, desde el Departamento de Justicia (DOJ) apoyaría luego ante la Suprema Corte una ley que permitía a los empleadores despedir fulminantemente a sus empleados con VIH, lo que sirvió entre otras cosas para discriminar en contra de trabajadores negros y de color, dice un videoclip de NBC de esa época.

Cuando el presidente Ronald Reagan justificaba la exención de impuestos que todavía en 1982 daba a escuelas que prohibían los matrimonios interraciales, como Bob Johns University, en Greensville, Carolina del Sur, la fuerte oposición del Abogado General (Solicitor Genral, William French Smith) y otros funcionarios de la rama judicial de esa administración llevó el pleito hasta la Suprema Corte, y una vez ahí, en una votación de 8 a 1 dicha exención fue derogada.

En esa oportunidad The New York Times (NYT) consideró dicha derrota de Reagan más que un fracaso, “una humillación”. Y se preguntó ¿cómo es que los abogados del gobierno de Reagan fueron tan incompetentes para asesorar al presidente republicano? ¿Cómo no pudieron darse cuenta de que la decisión de apoyar sólo por razones políticas esas expresiones retrógradas o del pasado se hallaban a esas alturas tan alejadas de la cultura oficial del país?

Pues parece ser que la historia se repite. En un reportaje de la cadena MSNBC, que reproduce recortes del NYT, la conductora del programa se refiere a lo que debe ser la función del Fiscal General, “de proteger la reputación y credibilidad del presidente de turno, no de avergonzarlo”.

Una banda de jóvenes funcionarios del Departamento de Justicia fieles a Reagan defendía la política del presidente de favorecer a esta universidad con dicha exención de impuestos. Y una de las figuras relevantes de estos jóvenes funcionarios era una abogado de nombre Charles “Chuck” Cooper, ariginario de Alabama.

Cooper, un bogado en Washington, DC, que sería promovido más tarde como asistente del Fiscal General de la nación, desde el Departamento de Justicia (DOJ) defendería luego ante la Suprema Corte una ley que permitía a los empleadores despedir fulminantemente a sus empleados con VIH, lo que sirvió entre otras cosas para discriminar en contra de trabajadores negros y de color, dice un videoclip de NBC de esa época.

El DOJ no prohíbe el despido de miles de trabajadores que tal vez sean portadores del virus, diría Cooper: “Los portadores del virus no son trabajadores discapacitados que la ley debe proteger. Hay una distinción entre el hándicap y la habilidad de transmitir la enfermedad”.

En una intervención posterior el Departamento de Salud declararía públicamente que el Sida, o el virus del VIH no se transmiten por simple contacto, sino por lo que ahora sabemos, que es principalmente el contacto sexual. Pero el DOJ ratificó su decisión. Cooper había sido la persona que escribió la ley que discriminaba contra los portadores de Sida.

Hace unos años, considerado en Washington (DC) como un abogado de derecha de línea dura, Cooper fue quien defendió –sin éxito- ante la Suprema corte la ley que prohíbe en California los matrimonios del mismo sexo, dice MSNBC.

La publicación electrónica, Yahoo News publicó que ahora Cooper está a punto de alcanzar una promoción mayor, pues el flamante Fiscal General de la nación, Jeff Sessions le va a dar el puesto de Solicitor General, o del principal abogado que litigará a nombre dell gobierno de Estados Unidos, a su viejo amigo de Alabama, Chuck Cooper.

Esto, concluye el reporte de MSNBC, llama la atención sobre un asunto aún más grave de la actual situación política que vive el país: el voto incondicional de todos, absolutamente todos los senadores republicanos en favor del presidente Trump, como un signo del temor que sienten estos legisladores por el actual mandatario, lo que de paso erosiona la división e independencia de las distintas ramas del poder, que internacionalmente presume tanto este país, supuestatamente la mejor democracia del mundo■

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