California no sólo tiene una crisis de agua, tiene una crisis humanitaria

Mujer latina de California que carece de agua potable en las llaves de su casa. Foto: Social media.

Mujer latina de California que carece de agua potable en las llaves de su casa. Foto: Social media.

La falta de agua potable en California no es nueva y la sequía que ha azotado al estado no causó estos problemas pero si los ha empeorado. Esto dice el juez Cruz Reynoso en un artículo de opinión publicado en The Huffington Post, que busca soluciones concretas y de largo plazo a esta “crisis humanitaria”. Reynoso hacen un llamado a las autoridades estatales y federales para que establezcan políticas que aseguren soluciones para las comunidades latinas de California más necesitadas, que tienen que gastar hasta el 10% de sus ingresos por el agua limpia y potable en las llaves de su casa, para beber y cocinar, que se debe traer en camiones. Los californianos pobres, sostiene Reynoso, carecen de agua limpia en una proporción cuatro veces mayor que toda la población de Flint, en Michigan. Y lo que es aún más grave, es que el agua disponible para los referidos californianos tienen niveles desproporcionados de contaminación de arsénico y nitratos, situación que está llevando a los residentes rurales a tomar sodas y bebidas azucaradas, lo que contribuye al aumento de casos de obesidad y diabetes tipo 2. A continuación el artículo de Reynoso, publicado con autorización de la fuente.

Cruz Reynoso
Ex juez asociado, Corte Suprema de California

Estamos en medio de un verano caluroso y seco. Mientras piensa en cómo se va a refrescar, considere esto: Cuatro veces más californianos que la población entera de Flint, Michigan, no obtienen agua limpia y sana de las llaves de su casa. Viven donde el agua para beber y cocinar se debe traer en camiones. Donde tienen que hacer fila para bañarse en tráileres públicos. Y donde han estado viviendo así durante mucho tiempo.

La sequía de California no causó estos problemas, pero si los ha empeorado.
Las comunidades más afectadas, la mayoría de ellas en áreas rurales que dependen de fuentes de agua subterránea que están contaminadas o de pozos secos. Sus mesas de agua no tienen los fondos necesarios para operar o mantener nuevos proyectos de infraestructura que puedan tratar el agua o traer agua potable de otras regiones. Y los usuarios –la mayoría de ellos viviendo por debajo del nivel de pobreza—simplemente no pueden cubrir el alto costo de este gasto.

Esta trágica situación es muy contradictoria. La siento de cercas, en parte por las experiencias de mi vida profesional, pero quizá más por haber crecido en una familia de trabajadores agrícolas.

En California, la sexta economía más grande del mundo, y una de las más ricas, más de 500 comunidades dependen de mesas de agua que no les pueden suministrar agua limpia y sana a sus residentes.

El Valle Central de California es una de las regiones agrícolas más productivas del mundo, y sin embargo es también una de las regiones más pobres del estado, donde comunidades marginales han sido afectadas duramente por la falta de agua limpia. Cerca del 50 por ciento de las comunidades más necesitadas en el sur del Valle Central han declarado problemas en la calidad del agua.

La falta de agua significa más que una inconveniencia diaria y devastación para presupuestos familiares limitados. El agua potable contaminada causa problemas de salud tales como enfermedades gastrointestinales, afecta los sistemas nervioso y reproductivo, y enfermedades crónicas como el cáncer.

Además, el Centro para la Pobreza de la Universidad de California en Davis indica que la falta de acceso a agua potable limpia en las comunidades rurales de California está llevando a los residentes a tomar sodas y bebidas azucaradas, lo cual contribuye al aumento de casos de obesidad y diabetes tipo 2.

El Centro Comunitario de Agua de California indica que los sistemas de agua en comunidades predominantemente latinas y de bajos ingresos tienen niveles desproporcionados de contaminación de arsénico y de nitratos, y que muchos residentes de bajos ingresos en las áreas afectadas están pagando hasta un 10 por ciento de su ingreso mensual para comprar agua limpia y sana.

California no sólo tiene una crisis de agua. Tiene una crisis humanitaria.

Todos debemos luchar por políticas locales, nacionales y globales que suministren agua potable limpia a todos y cada uno de los californianos. Como sociedad sensible e innovadora, debemos trabajar con tenacidad para encontrar soluciones a estos problemas.

El impacto de la larga sequía de California ha dado lugar a la cooperación de grupos de interés que antes competían para encontrar soluciones previamente impensables. Esta situación requiere del mismo tipo de voluntad para hacer lo que es correcto.

Matt Rodríguez, secretario de la Agencia de Protección Ambiental de California, informó el año pasado que se han asignado cientos de millones de dólares a suministros de agua de emergencia, conservación del agua y proyectos de infraestructura de agua en todo California. El estado alentó a sistemas de agua con dificultades a consolidarse voluntariamente con sistemas más grandes y mejor financiados, y en algunos casos, los obligó a tal consolidación. Cuando la consolidación no es una opción, el estado ofrece asistencia técnica y gerencial a las agencies de agua que tienen dificultades.

Esto es progreso y es bueno, pero claramente no es suficiente. California necesita más soluciones de corto y largo plazo.

En el 2015, los votantes de California aprobaron $500 millones en bonos para pagar nuevas infraestructuras de agua, pero estos fondos no se pueden usar para cubrir los costos de operar y mantener nuevos proyectos de agua.

Las agencias estatales y federales deben encontrar una forma de cubrir estos costos adicionales, y a los ciudadanos más pobres se les debería ofrecer cuentas de agua subsidiadas. También es imperativo que los residentes locales participen en la administración de sus recursos locales de agua.

A largo plazo, California debe desarrollar sistemas sostenibles de administración del agua que se ajusten efectivamente al clima cambiante y las realidades de suministro de agua del estado.

La sequía de California ha sido un llamado de atención en muchos sentidos. Usemos este renovado interés para actuar. Antes del 2021 deberíamos suministrar agua limpia, sana, confiable y asequible a 300 mil residentes del Valle Central.

La gente necesita agua. Cientos de miles de californianos están sufriendo por no tenerla. Es hora de solucionar este problema en forma permanente■

Cruz Reynoso es ex juez asociado de la Corte Suprema de California y el Tribunal de Apelaciones del Tercer Distrito. Actualmente es profesor de derecho y Presidente Boochever y Bird para el Estudio y la Enseñanza de Libertad e Igualdad en la Escuela de Derecho de UC Davis. Reynoso también ha sido profesor de derecho en UCLA y la Universidad de New Mexico. De 1994 al 2004, Reynoso fue vicepresidente de la Comisión de Derechos Civiles de EE.UU. Anteriormente en su carrera, fue director de la organización de Asistencia Legal Rural de California, y subdirector de la Comisión de Prácticas Justas de Empleo de California. Reynoso es hijo de inmigrantes mexicanos y fue trabajador agrícola en huertos de frutas de California. En el año 2000, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad, el reconocimiento civil más alto del país, por su devoción al servicio público durante su vida. También recibió el Premio de Educación de la Fundación de Patrimonio Hispano.
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